Con una mayoría de 400 a 470 escaños en la Cámara deDiputados -sobre un total de 577-, el presidente Emmanuel Macronespera obtener hoy una de las victorias electorales máscontundentes de la historia de Francia.
Su triunfo puede resultar empañado por el ausentismo máselevado en comicios legislativos desde la fundación de la QuintaRepública en 1958 (53.1%). Aun así, ese récord históricopodría ser superado este domingo.
Las previsiones más pesimistas de los institutos de sondeospara la segunda vuelta de las elecciones legislativas de hoyacuerdan al menos 370 escaños al partido La República en Marcha(LREM) de Macron. Aun en la peor de las hipótesis, esas cifras sonampliamente suficiente para controlar el Parlamento durante lospróximos cinco años y poder aplicar sin sobresaltos el ambiciosoprograma de reformas que desarrolló en la campaña electoral.
Si se confirman esos pronósticos, Los Republicanos (LR) de laderecha conservadora y el Partido Socialista (PS), que dominaron lavida política francesa en el último medio siglo, sufrirían unnuevo revés en las urnas que confirmaría el repliegue sinprecedentes que vienen sufriendo desde las eleccionespresidenciales del 23 de abril y 7 de mayo.
El PS, que controlaba hasta ahora la Asamblea Nacional con algomenos de 300 diputados, obtendría apenas entre 15 y 40escaños.
El LR, con una proyección que le atribuye entre 70 y 90escaños, se convertiría por su parte en principal partido deoposición. Su margen de maniobra, extremadamente limitado, podríaverse reducido incluso por la división interna que estalló entrelos “Macron compatibles” -dispuestos a respaldar ciertasmedidas del programa del nuevo presidente- y los intransigentes,decididos a practicar una oposición implacable.
El Frente Nacional (FN) de extrema derecha sería otra de lasvíctimas de esa gigantesca transformación de los equilibriospolíticos tradicionales. El partido de Marine Le Pen, que hace unmes y medio parecía estar en las puertas del poder, ahora es unmovimiento desmoralizado, sin fe en su líder, sin esperanzas defuturo, desfalleciente y fraccionado por sus querellas internas.Las previsiones de los institutos de sondeo le acuerdan entre 1 y 5diputados.
En una situación similar se encuentra el movimiento de ultraizquierda Francia Insumisa, de Jean-Luc Melenchon. Siete semanasdespués de haber obtenido el cuarto lugar en la primera vuelta dela elección presidencial con 19.6% de los votos, ahora solo puedeaspirar a enviar entre 8 y 15 diputados al Palacio Borbón (sededel Parlamento).
Esas previsiones tienden a confirmar que en una secuenciaelectoral que desde el 23 de abril duró apenas 49 días, elpresidente más joven de la historia de Francia, de 39 años,logró transformar en forma radical el panorama político del paísy un poder que solo tuvieron en algún momento Charles de Gaulle,François Mitterrand y Jacques Chirac.
Los partidos de oposición, aturdidos por tres derrotasconsecutivas en siete semanas, temen que el presidente disponga deun poder excesivo y multiplican los llamamientos para evitar esaconcentración de poder.
“Una mayoría aplastante implica el riesgo de ahogar eldebate”, advirtió el jefe de campaña de LR, François Baroin.Otros, como Melenchon, señalan que si el debate democrático notiene lugar dentro del Parlamento, se trasladará necesariamente ala calle. El mismo recelo existe en la opinión pública: 50% delos electores no desea que Macron tenga una mayoría excesiva,mientras que 48% prefieren que posea todo el poder que necesitapara reformar el país.