CIUDAD DEL VATICANO. La sexualidad es un don de Dios, no es un tabú y tiene dos objetivos: amarse unos a otros y generar vida. Lo reiteró el papa Francisco en el documento dirigido a los jóvenes que recoge los temas debatidos en el reciente sínodo sobre las nuevas generaciones, dejando bien claro, una vez más, que la familia es sólo una y está integrada por un hombre y una mujer.
En su exhortación, de nueve capítulos y 299 párrafos, Bergoglio afrontó sus temas preferidos, la atención a los pobres, la apertura a los migrantes, la tutela a los ancianos y el rechazo de la llamada cultura del descarte.
Sobre el amor y la familia, el pontífice argentino afirmó que los jóvenes sienten profundamente la llamada al amor y ”sueñan con encontrar a la persona adecuada para formar una familia con el sacramento del matrimonio que envuelve este amor con la Gracia de Dios, y con pasión, porque el verdadero amor es apasionado”. Francisco sin embargo, en su documento no habló de la homosexualidad, ni de las violencias de género tan difundida en muchas culturas.
Por otra parte, Francisco reconoció que muchos jóvenes se han alejado de la Iglesia o que consideran su presencia incluso “irritante”, y esto a causa de los escándalos sexuales y económicos y de la falta de preparación de los ministros de la Iglesia que no saben captar su sensibilidad”. Por lo tanto, Bergoglio insistió en la necesidad de “una Iglesia que sepa escuchar a los jóvenes... La Iglesia necesita de ustedes, de su impulso, de sus intuiciones y de su fe”.