La primera hacienda vertical de Sao Paulo enfrentó su primer gran desafío con la pandemia de coronavirus, pero sus fundadores, que ven en ese tipo de cultivo un importante nicho de mercado, buscaron reinventarse ampliando su clientela y su gama de productos.
La compañía Pink Farms (Granjas Rosas) ganó su nombre debido al color rosado producido por la mezcla de luces rojas y azules que iluminan sus dos torres de vegetales y verduras.
Una de las torres ocupa un área de 20 metros cuadrados, pero en sus ocho niveles rinde "100 veces más" que un terreno de superficie similar, dice Gerardo Maia, uno de los fundadores de la empresa.
El ingeniero, de 29 años, entró en el proyecto junto con dos colegas en 2018.
Después de un año de pruebas y estudios, abrieron operaciones en el galpón de la Villa Leopoldina, al oeste de Sao Paulo.
El espacio, de 700 metros cuadrados contiene una amplia oficina administrativa y las dos torres, de ocho y diez niveles.
Afuera, algunos empleados completamente cubiertos por monos de protección, máscaras, guantes y gorras seleccionan y empacan los productos.
Los vegetales se cultivan sobre un material esponjoso y son irrigados mediante el bombeo de agua a través de tuberías que recorren toda la plantación.
"Economizamos cerca de 95 por ciento de agua, comparado con el campo. Porque toda el agua aquí en el sistema es reciclada", afirma Gerardo Maia.
Esta hacienda vertical urbana apostó primero por los restaurantes como principal clientela, por lo que sufrió el impacto de la pandemia que obligó al cierre comercial de la mayor ciudad brasileña.
"La pandemia ha sido un momento complicado, tuvimos que buscar otro camino. Conseguimos otras oportunidades. Esto es un proceso continuo de mejoría", dice el cofundador del proyecto.
Pink Farms impulsó entoncws las ventas en línea e incorporó "microgreens" (microverdes) usados para hacer más atractivo o sabroso un plato.
Maia admite que las haciendas verticales no suplantarán al campo, pero sostiene que pueden ofrecer alternativas que atiendan a problemas ambientales y a las nuevas estructuras urbanas.
"No usamos ningún tipo de agrotóxico y son productos mucho más limpios, con menos riesgo para el consumidor. Por eso decimos que este es el proceso productivo del futuro", afirma.
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