ROMA, Italia. El dolor, el luto, las escenas apocalípticas del puente derrumbado en Génova con su carga de vehículos y seres humanos, cede irremediablemente el paso a las polémicas y a la máquina de la justicia. El objetivo es identificar a los culpables que por negligencia habrían provocado una tragedia que, hasta ahora, ya ha costado la vida a 39 personas, unos veinte heridos de los cuales seis graves y alrededor de 640 personas desalojadas de sus habitaciones por el temor de ulteriores derrumbes.
Mientras tanto, alrededor de 300 entre bomberos y elementos de rescate son protagonistas sin descanso de una auténtica carrera contra el tiempo, tratando de recuperar a quienes aun están sepultados por los escombros del puente, si bien conscientes de que las esperanzas de encontrar a alguien todavía vivo son casi nulas.
Hasta el momento, 632 personas han sido desalojadas de sus casas, debajo de lo que queda del puente Morandi o Brooklyn como era llamado popularmente por su parecido con el de Nueva York, por el temor de ulteriores derrumbes de lo que queda de la estructura, cuya parte central, de unos 200 metros de largo, se derrumbo de manera improvisa e impresionantemente dramática.
El gobierno italiano, formado por el populista Movimiento 5 Estrellas (M5E) y por la derechista Liga, nacido hace apenas dos meses y medio, está decidida a “hacer pagar esta tragedia a los culpables”, comenzando por “Autopistas para Italia”, principal concesionario de la construcción del puente y sus afiliados como “Atlantis”, encargada del mantenimiento.
Por lo pronto, el primer ministro, Giuseppe Conte, de acuerdo naturalmente con los dos efectivos “comandantes” del gobierno, Luigi di Maio (M5E) y Matteo Salvini (Liga), anunció que el encargo a “Autopistas para Italia” será revocado, identificándolo evidentemente como el principal responsable de la tragedia, que se debió esencialmente a la falta de mantenimiento, según la gran mayoría de los expertos. Una cosa es segura: Aún no se sabe quien fue el culpable, pero ciertamente no se puede decir que la tragedia “fue una fatalidad”, como sentencio el fiscal general de Génova, Franco Cozzi, al igual que el arquitecto Renzo Piano, uno de los más famosos del mundo.
Las autoridades judiciales y el mismo gobierno han puesto en marcha dos investigaciones, una por “desastre culposo” y otra por “homicidio culposo múltiple”, por ahora en contra de “desconocidos”.
La tragedia también sacó a relucir el problema italiano respecto a sus puentes: alrededor de 1800 de los cuales han caído 10, 7 de ellos grandes, en los últimos cinco años, un dato que suscita preocupación en el gobierno, sobre todo después de la tragedia de Génova. Al menos 300, entre puentes y galerías presentan problemas de nivel 1, o sea “de riesgo”.