WASHINGTON. Pese al golpe del “minisupermartes”, el senador izquierdista Bernie Sanders no quiso tirar la toalla y se mantiene en la pugna electoral demócrata, donde jugará todas sus cartas el domingo en Arizona en el debate frente a su rival, el exvicepresidente Joe Biden.
Sanders no salió a hablar la misma noche de las primarias, sino que esperó hasta ayer, después de que Biden ganara el martes en cuatro de los seis estados en disputa -Michigan, Mississippi, Misouri y Idaho-, frente al único triunfo del senador por Vermont en Dakota del Norte, mientras todavía continúa el escrutinio en Washington.
Biden ha conseguido 178 compromisarios, frente a los 111 de Sanders, del total de 352 que estaban en juego ayer.
“Le digo hoy al aparato demócrata que para ganar en el futuro hay que ganar votantes que representen el futuro del país. No puede ser que se satisfaga ganando los votos de los más mayores. Mientras que nuestra campaña está ganando el debate ideológico, estamos perdiendo el debate sobre quién es más elegible”, dijo Sanders en una rueda de prensa en Vermont. Explicó que se ha encontrado con mucha gente que dice que respalda sus propuestas, pero que votará por Biden porque “piensan que es el mejor para derrotar a Donald Trump”.
Después del “minisupermartes”, que se suma a las primarias y caucus en otros 18 estados y un territorio desde febrero, Biden acumula un total de 860 delegados frente a los 710 de Sanders, aunque todavía está lejos de los mil 991 que se necesitan para convertirse en el candidato demócrata que se enfrente a Trump en las elecciones de noviembre.
No obstante, el reparto proporcional de los delegados hace complicado que Sanders logre recortar esa diferencia.
Ambos aspirantes volverán a batirse el próximo domingo en Phoenix, Arizona, en el debate demócrata que acogerá el primer cara a cara de solo ellos dos, ya que en los anteriores había más candidatos que se han ido retirando, y será sin público, como precaución ante el coronavirus.