El Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra inició un debate sobre el racismo y la violencia policial a pedido de los países africanos que desean una investigación sobre el "racismo sistémico", en particular en Estados Unidos donde la muerte de George Floyd ha generado un movimiento de protesta mundial.
El presidente Donald Trump anunció el martes una reforma limitada de la policía para prohibir las polémicas prácticas de detención mediante estrangulamiento, salvo en el caso de peligro para la vida del policía, pese a que los manifestantes reclaman su supresión total.
George Floyd murió en plena calle el pasado 25 de mayo en Minneapolis, Minnesota, asfixiado por un policía blanco durante su arresto.
La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, la chilena Michelle Bachelet, denunció que la muerte de Floyd fue un acto de "brutalidad gratuita", símbolo de un "racismo sistémico" y abogó por "reparaciones bajo formas diferentes" para enfrentar el legado de la esclavitud y el colonialismo.
El hermano de George Floyd pidió, mediante video, que la ONU ponga en marcha una "comisión independiente" sobre el suceso.
En una versión inicial, el texto reclamaba la creación de esa comisión de investigación internacional independiente, una estructura de alto nivel generalmente reservada a las grandes crisis como el conflicto sirio.
Pero Estados Unidos ha presionado a través de sus aliados para que se suprima esta mención de la versión final, según varias fuentes.
El nuevo borrador se limita a pedir a Bachelet que "establezca los hechos y las circunstancias relativas al racismo sistémico, las presuntas violaciones del derecho internacional en materia de derechos humanos y el los malos tratos contra los africanos y las personas de origen africano".
Estados Unidos se retiró hace dos años del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, donde participan regularmente países como Cuba o Irán.
Antes del inicio de los debates, una veintena de altos funcionarios de Naciones Unidas de origen o ascendencia africana, entre ellos el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Tedros Adhanom Ghebreyesus, firmaron a título personal una declaración en la que señalan que "la simple condena de expresiones y actos de racismo no basta".
"Transparencia"
Andrew Bremberg, embajador estadounidense ante la ONU en Ginebra, subrayó la "transparencia" de la que da muestras su país en materia de lucha contra la discriminación y la injusticia raciales, al mencionar la reforma de Trump.
Hay que "acercar la policía y las comunidades, no distanciarlas", dijo el martes Trump, reiterando su voluntad de restaurar la "ley y el orden" al tiempo que rindió homenaje a las familias de las víctimas que acababa de encontrar en privado.
Solo un "muy pequeño" número de agentes comete faltas, dijo.
Aunque ha lamentado la muerte de George Floyd y de otras víctimas negras, el republicano, candidato a la reelección en noviembre, ha esquivado desde el inicio de las manifestaciones el debate sobre el racismo.
Como el presidente estadounidense tiene un poder limitado sobre los servicios policiales, que dependen de los Estados y las ciudades, el decreto presidencial utilizará el incentivo de las subvenciones para "fomentar" el respeto de las "más altas normas profesionales".
Sin esperar a la administración de Trump o al Congreso, varias ciudades han prohibido las prácticas policiales polémicas desde la muerte de George Floyd que ha suscitado en todo el país la mayor movilización desde el movimiento para los derechos cívicos de los años 1960.
La ira volvió a las calles por la muerte de otro afroamericano, Rayshard Brooks, el viernes por la noche en Atlanta (sur), por los disparos de un policía blanco.