La primera jornada de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) culminó con las afirmaciones sin pruebas de Eduardo Bolsonaro sobre un fraude generalizado en las elecciones de octubre pasado en Brasil, que su padre Jair Bolsonaro perdió ante el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
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El presidente de COPAC México, Eduardo Verastegui, abrió las teorías conspirativas al presentar al diputado brasileño y afirmar: “a su padre le robaron las elecciones, y ahora él es la esperanza”.
Para el hijo del presidente ultraderechista, el ataque a Brasil inició en los años 90 con la creación del Foro de Sao Paulo por parte de “Lula, el entonces presidente cubano Fidel Castro y la guerrilla de las fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)”.
“Ese grupo ahora se llama Grupo Puebla, pero es lo mismo”, afirmó Bolsonaro, para quien el comunismo “no es una ideología sino un movimiento” y no murió con la caída del muro de Berlín.
“En más de 100 años el comunismo entregó miseria y muerte”, y en América Latina reencarnó con Lula, Hugo Chavez, los Kirchner, Rafael Correa y Michelle Bachelet, según la cosmovisión política del diputado.
Eduardo Bolsonaro afirmó que Lula tuvo suerte al llegar al poder debido a que China se empezaba a abrir al mundo e invirtió en Brasil millones en las “soft commodities” o materias primas blandas, como cacao, soya y carne.
El ultraderechista hizo un recuento de cómo la familia Bolsonaro salió por primera vez a las calles a manifestarse en protesta por el aumento del costo del transporte público. “Rompimos el monopolio de las calles de la izquierda”, dijo.
“Después salimos otra vez y sacamos al gobierno más corrupto de la historia”, el de Dilma Rousseff, tras lo cual los brasileños eligieron a “un loco sin partido” llamado Jair Bolsonrao.
El hijo del mandatario brasileño elogió las políticas de su padre y defendió el cristianismo, las políticas contra el aborto, la posesión de armas de fuego y criticó las teorías de género.
A los mexicanos reunidos en el hotel de santa Fé les dijo: “Si ustedes piensan que están en una situación mala, mérenos, siempre se puede cambiar”.
“Nuestros enemigos siempre cometen errores, como en México que subestiman su participación”.
Acto seguido, realizó una larga lista de los actos de corrupción de los gobiernos izquierdistas de Lula y Rousseff y de los logros posteriores del gobierno de su padre.
Sin embargo, afirmó, “nuestros enemigos también estaban trabajando para sacar a Lula de la cárcel, pese a que nunca fue absuelto de las acusaciones”.
Bolsonaro culminó su participación desacreditando las máquinas de votación electrónicas que se utilizaron en las elecciones presidenciales de 2018 y 2022.
“Siempre desconfiamos de ellas”, dijo, al restarle importancia al hecho de que su padre ganó las elecciones del 2018 cuando esas mismas máquinas estaban en funcionamiento.
“Abogamos por el voto impreso, al lado de la maquinita, un voto impreso que se va a una urna convencional, para que en caso de dudas pueda haber un recuento”, pero denunció que el Congreso no aprobó la iniciativa.
“¿Quiénes son los dictadores, los que quieren más transparencia?”, reclamó entre aplausos.
A los escépticos, Bolsonaro los remitió a buscar las pruebas en las redes sociales e internet.
Además, afirmó que en Brasil la prensa no está haciendo una cobertura completa de lo que sucede en las calles, mientras mostraba un video con manifestaciones multitudinarias de bolsonaristas que reclaman fraude.
También relacionó a la “izquierda radical con las conversiones de sexo en niños ya que, afirmó, “rompen con todo lo que les impide llegar al poder, como la familia y los valores cristianos”.
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Por último, dijo que su familia es víctima del sistema, “pero eso nos impulsa a ir hacia adelante”.