La llegada de turistas a Hong Kong cayó casi un 40% en agosto debido a las protestas registradas en la ciudad desde hace tres meses, la mayor bajada interanual registrada desde la epidemia del síndrome respiratorio agudo severo (SARS) de 2003, informa hoy el diario local South China Morning Post.
En julio el número de turistas llegados a la ciudad semiautónoma china ya se había reducido en un 5%, aunque la situación se ha agravado debido a las protestas, que ya han entrado en su decimocuarta semana consecutiva.
El diario cita al presidente del principal sindicato de guías turísticos de la ciudad, que asegura que tan solo un 10% de sus miembros fueron capaces de conseguir beneficios en agosto, mientras que en otros años podían conseguir hasta 30 mil dólares de Hong Kong (tres mil 800 dólares) en la temporada alta, entre julio y agosto.
Asimismo, las tasas de ocupación en los hoteles han caído por debajo del 50%, mientras que en esta época superaban el 90% en años anteriores; estos establecimientos se han visto obligados a reducir sus tarifas en un 40% con respecto a sus precios habituales para tratar de conseguir clientes.
No obstante, según el diputado Yiu Si-wing, que representa al sector turístico, el problema no radica en el precio sino en que "la gente ha perdido la confianza" en viajar a Hong Kong.
Los efectos de la caída del turismo se han notado también en complejos como Disneylandia, el parque temático más caro por precio de entrada de Asia, que solo registraba pequeñas colas en las atracciones más populares, agrega el rotativo hongkonés.
Los restaurantes y las tiendas de las zonas comerciales más emblemáticas de la ciudad también han sufrido una acusada caída de su facturación, con muchos menos clientes de lo habitual.
Durante las últimas semanas de las protestas, los manifestantes provocaron hasta en dos ocasiones la cancelación de todos los vuelos en el aeropuerto internacional de la ciudad, y algunos también han destrozado el mobiliario de algunas estaciones de metro.
La tensión en la ciudad continúa al alza después de que el Gobierno ignorase desde principios de junio, cuando comenzaron las protestas, hasta principios de este mes todas las exigencias de los manifestantes.
El pasado día 4, la jefa del Gobierno local, Carrie Lam, finalmente cedió a una de las demandas, la retirada definitiva del polémico proyecto de ley de extradición que originó las protestas, aunque sus opositores aseguran que el gesto es "demasiado poco y (llega) demasiado tarde".
Asimismo, la controvertida actuación de los agentes antidisturbios a la hora de disolver las protestas se ha convertido en uno de los puntos clave del movimiento, que los acusa de brutalidad policial y exige una investigación independiente al respecto.
El resto de demandas con la liberación sin cargos de los detenidos en las manifestaciones, la retirada del calificativo de "revuelta" (delito penado con hasta 10 años de cárcel) sobre las protestas y la instauración del sufragio universal para elegir al líder del Ejecutivo hongkonés.