PARÍS, Francia. La primera ministra británica Theresa May sufrió ayer una humillante derrota en el Parlamento, cuando una categórica mayoría de 432 votos en contra y 202 a favor rechazó la propuesta de Brexit negociada con la Unión Europea (UE), una decisión que sumergió al país en la mayor crisis política e institucional desde que terminó la Segunda Guerra Mundial.
El resultado de esa votación -producto de una alianza circunstancial entre conservadores rebeldes y laboristas- representa la mayor derrota sufrida por un primer ministro en la Cámara de los Comunes en toda la historia británica. Además de los 118 tories rebeldes que se negaron a respaldar a su primera ministra, también se pronunciaron en contra los diputados del DUP (partido unionista de Irlanda del Norte), el SNP de nacionalistas escoceses, los liberales demócratas, los galeses del Plaid Cymru, así como los verdes e independientes.
La histórica sesión de la Cámara de los Comunes se realizó mientras miles de personas seguían el desarrollo de los debates -bajo un frío inclemente- a través de pantallas gigantes ubicadas en la gran plaza ubicada frente al Parlamento.
“NO ME VOY”
Visiblemente conmovida por el resultado, May reaccionó en forma inmediata reafirmando que no tenía intenciones de renunciar y -a fin de dejar en claro su determinación de seguir luchando- desafió al líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, a medir fuerzas ante la Cámara de los Comunes. Corbyn aceptó ese reto presentando una moción de censura contra el gobierno, que será votada hoy mismo (miércoles) a las 19:00 horas GMT (13:00 horas tiempo de México).
La votación abre un serio interrogante sobre el periodo de tres días que tiene la primera ministra para presentar un “plan B”, pues -si hoy pierde la confianza del Parlamento- estará obligada a renunciar.
¿SUCESOR?
Los primeros punteos indican, sin embargo, que May conseguirá superar ese desafío, pues la totalidad de diputados tories euroescépticos y sus aliados norirlandeses del DUP parecen dispuestos a votar en contra de la moción de censura. Aún se ignora cómo votarán los representantes de Escocia, Gales, los liberal demócratas y los pequeños partidos.
Pese a todo, la perspectiva de una caída del gobierno promovió de inmediato una ola de especulaciones sobre quién podría ser el sucesor de Theresa May como líder del Partido Conservador y nuevo primer ministro. La lista, según los analistas políticos, incluye a los exministros David Davis, Boris Johnson y a los actuales miembros del gabinete Amber Rudd, Jeremy Hunt y Michael Gove.
CORBYN, BAJO PRESIÓN
En caso de que Theresa May logre superar la moción de censura, se abriría un proceso crítico para Jeremy Corbyn, que desde hace varias semanas enfrenta la presión del electorado del Partido Laborista a favor de un nuevo referéndum. Muchos de sus estrechos colaboradores y 72% de militantes del Labour lo presionan para tomar posición a favor de un “People’s Vote” (referendo). En ese caso, 88% de ellos votarían por permanecer en la UE. El líder de la oposición esquivó hasta ahora esa posibilidad, por temor a perder el apoyo del 37% de electores laboristas que votaron por el Brexit en el referéndum del 26 de junio de 2016.
Corbyn desechó hasta ahora esa alternativa y privilegió la hipótesis de provocar la caída del gobierno para acelerar la convocatoria de elecciones anticipadas, que -según cree- llevarán su partido al poder.
PERIODO CRÍTICO
Hasta ahora, el 29 de marzo sigue siendo la fecha que marcará la ruptura definitiva entre Gran Bretaña y la UE, después de 45 años de vida en común.
El contundente pronunciamiento del Parlamento de Westminster fue inmediatamente deplorado por los principales dirigentes de la Unión Europea (UE), conscientes de que ese resultado abre un grave periodo de incertidumbre. “El riesgo de una retirada desordenada del Reino Unido ha aumentado con el voto de esta noche. Aunque no queremos que eso ocurra, la Comisión Europea seguirá con su trabajo de contingencia para ayudar a que la UE esté totalmente preparada”, afirmó Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE.
Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, apeló a buscar una “solución positiva” y a una clarificación de las intenciones. “Si es imposible llegar a un acuerdo y nadie quiere un no-acuerdo, ¿quién tendrá finalmente el coraje de decir de decir cuál es la única solución positiva?”, comentó en una frase que fue interpretada como una invitación a convocar a un nuevo referéndum.
Para tratar de salir de esa ciénaga, que amenaza con conducir al Brexit en un proceso de caos, la primera ministra británica tomará contacto con los “diputados de alto nivel” en un intento por encontrar soluciones alternativas.
ESTRATEGIA DEL MIEDO
La situación presenta perfiles dramáticos porque, en las actuales circunstancias, no existe ninguna mayoría parlamentaria para ninguna de las alternativas de Brexit. La salida de la UE sin acuerdo (no deal) representa un riesgo mayor para Gran Bretaña, tanto desde el punto de vista político como económico.
El país se encuentra, por lo demás, bajo el imperio de la “estrategia del miedo” desplegada por el gobierno para tratar de forzar la mano de los tories rebeldes. Una salida desordenada como resultado de un no deal agudizaría la sensación de pánico que viven algunos sectores de la sociedad, incentivada artificialmente por un gobierno que almacena alimentos y medicinas como si se estuviera preparando para una guerra.
Una de las pocas variantes realistas consiste en obtener que la UE acuerde una extensión del plazo que vence el 29 de marzo. De eso depende, por lo demás, la posibilidad de establecer una relación de confianza entre Gran Bretaña y la UE después del Brexit, que permita establecer una cooperación basada en intereses y valores compartidos.