El pulso entre sindicatos y gobierno francés se mantiene y la semana se anuncia crucial, con una gran jornada de manifestaciones el martes y una pregunta en el aire: ¿la huelga de transportes paralizará al país en Navidad?
Hace 12 días que comenzó este paro en los transportes públicos para protestar contra una reforma del sistema de pensiones anunciada por el gobierno de Emmanuel Macron y por ahora no parece haber ninguna solución a la vista.
Este lunes, en ciudades como París, la inmensa mayoría de los transportes públicos seguían paralizados y los pocos que funcionaban estaban abarrotados. Peatones, ciclistas, gente en monopatín y automovilistas intentaban sobrevivir al caos y a la lluvia incesante y llegar a tiempo a sus lugares de trabajo y estudio.
Pero la exasperación y el cansancio comienzan a notarse cada vez más.
"Hasta ahora he estado trabajando desde casa o usando mi vehículo", dijo François a la AFP en una estación de trenes. "Pero el coche ya no es una opción, por el costo, pero también porque es agotador", añadió este hombre que debe atravesar casi todo París para ir a trabajar.
Los accesos a la capital estaban colapsados con más de 600 kilómetros de atascos registrados a primera hora de este lunes, casi el doble de la media normal.
La preocupación era también palpable en los comercios, hoteles y restaurantes de la muy turística capital francesa.
"En París es una catástrofe (...) no tenemos reservas", lamentó Franck Delvau, responsable de la unión hotelera Umih, la principal del sector. Los restaurantes y comercios registran también pérdidas, de entre 50% y 60%; y 25% y 30% respectivamente, según sus federaciones.
Debido a las dificultades para desplazarse, varias universidades decidieron anular o aplazar los exámenes de fin de año.