PARÍS, Francia. El Parlamento Europeo denunció la amenaza “sistémica” que hace pesar el gobierno de Viktor Orban sobre el respeto de los valores de la Unión Europea (EU) en Hungría, y activó el proceso que podría concluir con sanciones sin precedente contra Budapest.
Aunque por el momento se trata de una decisión más simbólica que efectiva, la activación del Artículo 7 de los tratados de la Unión pone en marcha un largo e incierto proceso que, si llega a su término, privaría a Hungría de sus derechos de voto debido al “riesgo grave de violación de los valores” del bloque.
La resolución fue adoptada por 448 votos a favor, 197 en contra y 48 abstenciones.
La mayoría requerida, de dos tercios de los sufragios expresados, fue fácilmente alcanzada, a pesar del apoyo brindado al régimen de Budapest por los grupos de extrema derecha y euroescépticos presentes en el Parlamento.
El resultado fue inmediatamente cuestionado por el gobierno de Budapest: “La decisión es solo una pequeña venganza contra Hungría de politiqueros proinmigración”, reaccionó el ministro de Relaciones Exteriores, Peter Szijjarto.
El Parlamento también denunció las múltiples violaciones de la democracia y los derechos humanos constatados por las instituciones europeas desde que el partido Fidesz, de Viktor Orban, llegó al poder.
El primer ministro -que junto a los líderes de Italia, Polonia, República Checa y Eslovaquia encarna la ola de dirigentes populistas que provocan pesadillas a Europa fue cuestionado por una serie de violaciones a los principales fundamentos de la UE, que incluyen amenazas contra la independencia de justicia, la libertad de los medios de comunicación, académica y las minorías, así como su rechazo a aplicar la política migratoria y la persecución de quienes ayudan a los refugiados.
Además de sus persistentes críticas a la UE, el gobierno de Orban se caracteriza por su estilo autoritario.
Orban habló el martes pasado ante el Parlamento. Pero, estimando que la decisión de la cámara “ya estaba tomada”, no trató de convencer a su auditorio y, al contrario, adoptó una actitud agresiva: “No aceptaré que las fuerzas proinmigración nos amenacen, ni que chantajeen y calumnien a Hungría”, dijo.