PARÍS. Los recientes incendios que destruyeron más de una quinta parte de los bosques de Australia, fueron resultado de una sequía de varios años vinculada al calentamiento global.
En una edición especial de la revista Nature Climate Change, investigadores australianos analizaron otros aspectos de estos enormes incendios forestales.
Uno de los estudios determinó que entre septiembre de 2019 y enero de 2020, alrededor de 5.8 millones de hectáreas de bosque templado se quemaron en los estados de Nueva Gales del Sur y Victoria, en la temporada de incendios más devastadora conocida en la historia.
“A mediados de la primavera (austral) de 2019, deducimos que una gran parte de los bosques del este podrían quemarse en una sola temporada”, señaló Matthias Boer, de la Western Sydney university.
En promedio, menos del 2% de los bosques australianos son destruidos por los incendios cada año.
Otro estudio analiza los factores que agravaron la destrucción provocada por los incendios: una sequía de varios años en la cuenca del río Murray.
Así fue que Andrew King, de la universidad de Melbourne, y sus colegas estudiaron un fenómeno denominado dipolo (también llamado el Niño indio) en el Océano Índico (DOI), que influye de manera directa en el nivel de las precipitaciones, en Australia en particular.
Así es que, cuando la temperatura de la superficie del mar es más cálida de lo normal en el océano Índico oriental, con aguas más frías en el oeste, esto provoca más lluvias en el sureste australiano.
Los investigadores ìensan que la sequía experimentada en la mayor parte de Australia desde 2017 está vinculada a una disminución de la frecuencia de este tipo de evento climático, debido al calentamiento de los océanos en general.
En tanto, las tres cuartas partes de los australianos, es decir casi 18 millones de personas, se han visto afectadas por la crisis de los incendios, según un estudio de la Universidad de Australia, que subraya la pérdida de confianza en el gobierno.