SANTA ROSA, EU.- Barriles carbonizados consumidos por las llamas, un fuerte olor a alcohol quemado, la sala de degustación hecha escombros: Paradise Ridge, ubicada en las colinas de Santa Rosa, dejó de ser un paraíso para los amantes del vino.
Muchas otras bodegas se han visto igualmente afectadas, no solo en su estructura sino en su cosecha, muy comprometida.
Ray Johnson, jefe del departamento de Negocio del vino en la universidad de Sonoma, explicó que los incendios tienen un gran efecto en la industria, una postal que atraía a unos 3.5 millones de turistas al año.
Ray Signorello Jr, jefe de la Signorello Estate winery, explicó que los empleados lucharon toda una noche contra las llamas hasta un punto en que llegaron a los edificios y tuvieron que evacuar.
“Pareciera que hubo un bombardeo”, dijo Joe Nielsen de la Donelan Family Wines. “Solo quedaron chimeneas, carros quemados y árboles cocinados”.
“La gente ha perdido todo, viñedos con mucha historia han sido barridos por las llamas (...). Enfrente de nosotros, vecindarios donde nuestros amigos y vecinos viven se redujeron a cenizas”, lamentó Cushing Donelan, cuya familia maneja la empresa.
En este tiempo del año, la mayoría de la siembra fue cosechada, aunque las mejores uvas -cabernet y merlot, que dan el mejor y más costoso vino- son recogidas luego. En este momento por ejemplo, solo la mitad fue recolectada.
Tomará años replantar las viñas quemadas y muchos frutos estarán afectados por el humo y serán inutilizables. Eso generará que la producción caiga y los precios suban en los próximos dos o tres años, indicó Christian Butzke, profesor de enología de la universidad Purdue.
Hay más de mil bodegas en Napa y Sonoma, según Gladys Horiuchi, portavoz del Wine Institute of California.
La industria del vino genera 46 mil trabajos y más de 13 mil millones en ganancias solamente en el condado de Napa, y 58 mil millones en todo el estado.