/ jueves 19 de septiembre de 2019

Israel, en callejón sin salida tras elecciones

El primer ministro empata con rival centrista, lo que obliga a todos a negociar para formar una coalición

JERUSALÉN. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, parecía estar en la cuerda floja tras las elecciones legislativas de la víspera, que registraron un empate con su gran rival centrista, el general Benny Gantz, lo que obliga a todo el mundo a negociar para formar una coalición.

Netanyahu, que ha liderado el gobierno israelí de forma ininterrumpida en los últimos 10 años, siempre ha sabido salir a flote en sus citas con las urnas, pero esta vez podría ser misión imposible.

Ante la incertidumbre política, Netanyahu canceló su viaje a la Asamblea General de las Naciones Unidas. Iba a reunirse también con el presidente estadounidense, Donald Trump, para discutir un posible tratado de defensa común.

Con más del 95% de los votos escrutados, la formación de centro-derecha Azul-Blanco (Kahol Lavan), de Gantz, habría obtenido 33 escaños, contra 32 del partido Likud (derecha) de Netanyahu, sobre un total de 120 que hay en la Kneset, el Parlamento israelí.

Ninguna de las dos formaciones, ni si- quiera con el apoyo de sus aliados, logrará llegar a los 61 escaños, mayoría necesaria para gobernar.

“Vamos a esperar los resultados finales (...) vamos a esperar un día o dos y manifestar nuestro deseo de un gobierno de unión en Israel”, dijo Gantz.

Horas antes, este general y exjefe de estado mayor del ejército, pidió “un gobierno de unidad que refleje la voluntad del pueblo”. “Hemos iniciado las negociaciones y hablaré con todo el mundo”, dijo.

¿FIN DE UNA ERA?

Menos conciliador, Netanyahu pidió la formación de un “gobierno sionista fuerte” sin la participación de los “partidos árabes antisionistas”.

“No puede haber y no habrá un gobierno que se apoye en los partidos árabes antisionistas, partidos que niegan la existencia de Israel como Estado judío y democrático”, dijo.

Según la prensa, la Lista Unida de partidos árabes sería la tercera fuerza más votada con 12 escaños. Los partidos árabes ya advirtieron que se opondrían a Netanyahu como jefe de gobierno, aunque no dejaron claro si darán su apoyo a Gantz.

“La era Netanayhu ha terminado”, zanjó Ahmed Tibi, uno de los líderes de la Lista Unida. “Si Benny Gantz nos llama, le comunicaremos nuestras condiciones para apoyarlo”, agregó.

Los palestinos se mostraron divididos. Mientras el ministro de Relaciones Exteriores, Riyad al Maliki, aseguró en Oslo que la Autoridad Palestina está dispuesta a “reanudar las negociaciones” con “quien sea capaz de formar un gobierno” en Israel, el presidente Mahmud Abas fue tajante: “Nuestra posición: contra Netanyahu”.

Estas elecciones son cruciales para Netanyahu, que comparecerá ante la justicia el 3 de octubre para por varios escándalos por los que podría ser formalmente acusado de corrupción, malversación y cohecho. El primer ministro desea obtener la inmunidad parlamentaria que le blinde mientras siga en el cargo.

Todo indica que el Likud y Azul-Blanco deben negociar entre ellos y con otras formaciones para formar un nuevo gobierno y evitar que se repita lo ocurrido en abril, cuando Netanyahu, encargado por el presidente israelí, Reuven Rivlin, de construir una coalición, no logró los apoyos necesarios.

El exministro de Defensa Avigdor Lieberman pidió un gobierno de “unidad nacional” entre su partido, el Azul-Blanco y el Likud, excluyendo a partidos judíos ultraortodoxos y a las formaciones árabes.

JERUSALÉN. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, parecía estar en la cuerda floja tras las elecciones legislativas de la víspera, que registraron un empate con su gran rival centrista, el general Benny Gantz, lo que obliga a todo el mundo a negociar para formar una coalición.

Netanyahu, que ha liderado el gobierno israelí de forma ininterrumpida en los últimos 10 años, siempre ha sabido salir a flote en sus citas con las urnas, pero esta vez podría ser misión imposible.

Ante la incertidumbre política, Netanyahu canceló su viaje a la Asamblea General de las Naciones Unidas. Iba a reunirse también con el presidente estadounidense, Donald Trump, para discutir un posible tratado de defensa común.

Con más del 95% de los votos escrutados, la formación de centro-derecha Azul-Blanco (Kahol Lavan), de Gantz, habría obtenido 33 escaños, contra 32 del partido Likud (derecha) de Netanyahu, sobre un total de 120 que hay en la Kneset, el Parlamento israelí.

Ninguna de las dos formaciones, ni si- quiera con el apoyo de sus aliados, logrará llegar a los 61 escaños, mayoría necesaria para gobernar.

“Vamos a esperar los resultados finales (...) vamos a esperar un día o dos y manifestar nuestro deseo de un gobierno de unión en Israel”, dijo Gantz.

Horas antes, este general y exjefe de estado mayor del ejército, pidió “un gobierno de unidad que refleje la voluntad del pueblo”. “Hemos iniciado las negociaciones y hablaré con todo el mundo”, dijo.

¿FIN DE UNA ERA?

Menos conciliador, Netanyahu pidió la formación de un “gobierno sionista fuerte” sin la participación de los “partidos árabes antisionistas”.

“No puede haber y no habrá un gobierno que se apoye en los partidos árabes antisionistas, partidos que niegan la existencia de Israel como Estado judío y democrático”, dijo.

Según la prensa, la Lista Unida de partidos árabes sería la tercera fuerza más votada con 12 escaños. Los partidos árabes ya advirtieron que se opondrían a Netanyahu como jefe de gobierno, aunque no dejaron claro si darán su apoyo a Gantz.

“La era Netanayhu ha terminado”, zanjó Ahmed Tibi, uno de los líderes de la Lista Unida. “Si Benny Gantz nos llama, le comunicaremos nuestras condiciones para apoyarlo”, agregó.

Los palestinos se mostraron divididos. Mientras el ministro de Relaciones Exteriores, Riyad al Maliki, aseguró en Oslo que la Autoridad Palestina está dispuesta a “reanudar las negociaciones” con “quien sea capaz de formar un gobierno” en Israel, el presidente Mahmud Abas fue tajante: “Nuestra posición: contra Netanyahu”.

Estas elecciones son cruciales para Netanyahu, que comparecerá ante la justicia el 3 de octubre para por varios escándalos por los que podría ser formalmente acusado de corrupción, malversación y cohecho. El primer ministro desea obtener la inmunidad parlamentaria que le blinde mientras siga en el cargo.

Todo indica que el Likud y Azul-Blanco deben negociar entre ellos y con otras formaciones para formar un nuevo gobierno y evitar que se repita lo ocurrido en abril, cuando Netanyahu, encargado por el presidente israelí, Reuven Rivlin, de construir una coalición, no logró los apoyos necesarios.

El exministro de Defensa Avigdor Lieberman pidió un gobierno de “unidad nacional” entre su partido, el Azul-Blanco y el Likud, excluyendo a partidos judíos ultraortodoxos y a las formaciones árabes.

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