BOGOTÁ. Miles de personas volvieron a las calles de Colombia para protestar contra el gobierno de Iván Duque, al fin de una semana de manifestaciones que se tornaron violentas y dejan 24 muertos, la mayoría por disparos.
Bajo la lupa de la comunidad internacional, que denunció excesos de la fuerza pública, estudiantes, sindicatos, indígenas y otros sectores salieron a las calles de la capital Bogotá, así como de Medellín en el noroeste y Cali en el suroeste.
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En Cali, un foco de los disturbios, miles de indígenas se sumaron a las protestas agitando sus bastones de mando y gritando “resistencia”, mientras una multitudinaria manifestación se volcó a las calles en Medellín (noroeste) con música, teatro y arengas contra el gobierno.
Las movilizaciones han sido en su mayoría pacíficas, pero en algunas ciudades se tornaron violentas. De acuerdo a cifras oficiales, al menos 24 personas murieron (18 baleados), más de 800 quedaron lesionadas y 89 están desaparecidas. Organizaciones denuncian que la policía ha disparado contra manifestantes y que las víctimas fatales superan las 30 personas.
Bogotá vivió una noche de tensión la noche del martes. Treinta ciudadanos y 16 policías resultaron heridos tras los ataques contra 25 puestos policiales, uno de los cuales fue incendiado con 10 policías adentro, los cuales pudieron escapar.
La violencia estalló también en Cali el lunes dejando cinco muertos y una treintena de lesionados.
Según la fiscalía, detrás de los desmanes están disidencias de las FARC que se apartaron del acuerdo de paz firmado en 2016; el ELN, la última guerrilla reconocida en Colombia, y bandas del narco.
A las movilizaciones y los disturbios se suman bloqueos en vías. Algunas ciudades como Cali registran desabasto de gasolina y preocupación por el paso de camiones con alimentos e insumos médicos en plena pandemia del coronavirus.
]En respuesta, Duque advirtió que no descarta decretar el estado de conmoción interior. Según la Constitución, es un estado de emergencia que puede ser declarado por el presidente cuando existan graves perturbaciones del orden público que atenten de manera inminente contra la estabilidad institucional.
También le da al mandatario poderes excepcionales con los que incluso podría expedir leyes y decretos.
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