Estambul, Turquía.- El suceso "más debatido y más polémico del siglo XXI, aparte del 11-S". Con estas palabras ha definido estos días el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, desaparecido en el consulado de su país en Estambul hace un año.
Cuando han pasado 12 meses desde aquel 2 de octubre en el que Khashoggi entró al consulado saudí para recoger unos documentos que necesitaba para casarse con su novia turca, Hatice Cengiz, lo único que se sabe con certeza es que fue asesinado en el interior del edificio.
Su desaparición será conmemorada este miércoles en un acto ante esa representación diplomática convocado por un nutrido grupo de amigos y simpatizantes, el mismo momento del día en el que Khashoggi cruzó el umbral del consulado saudí.
Además de Cengiz, han anunciado su participación la relatora de la ONU sobre ejecuciones arbitrarias, Agnes Callamard; el político egipcio exiliado Ayman Nour y la premio Nobel yemení, Tawakkol Karman, entre otros activistas, así como representantes de Reporteros sin Fronteras, Human Rights Watch y Amnistía Internacional.
Erdogan: ¿Quién firmó la sentencia de muerte?
En un artículo publicado ayer en el diario The Washington Post, con el que había colaborado el periodista saudí, Erdogan subraya que el equipo de 15 sicarios que voló desde Arabia Saudita a Turquía para matar a Khashoggi "cortó su cuerpo en trozos", pero insiste en que Riad debe aclarar "dónde están los restos".
También exige saber "quién firmó la sentencia de muerte del periodista" y "quién envi{o a los 15 asesinos, incluyendo a un experto forense, en dos aviones (privados) a Estambul".
La versión del descuartizamiento se oficializa así respecto a otras hipótesis difundidas en la prensa turca: que el cuerpo fuese disuelto en ácido o incinerado en un horno subterráneo que se descubrió en el jardín del edificio diplomático.
El diario turco Sabah, cercano al gobierno, publicó la semana pasada una transcripción de los diálogos supuestamente grabados en el edificio y obtenidos por los servicios de seguridad turcos.
Las conversaciones registradas dejan claro que el equipo saudita ya planificaba matar al periodista, lo que contradice la versión saudí de que se trataba de un intento de secuestro "que se les fue de las manos" a los sicarios.
Los agentes intentaron convencer a Khashoggi de que enviara un mensaje a su hijo, residente en el reino wahabí, pero al negarse el periodista, lo "drogaron" para sedarlo y acto seguido lo asfixiaron con una bolsa de plástico en la cabeza, siempre según la versión del diario Sabah.
"No me tape la boca, tengo asma, no me asfixies", fueron las últimas palabras del periodista disidente, según esta transcripción.
La Justicia saudita acusó oficialmente a 11 agentes por el homicidio y la Fiscalía pide la pena de muerte para 5 de ellos, pero el proceso no es público y Erdogan ha criticado "la casi total falta de transparencia" del caso.
Con todo, Erdogan insiste que no cree en la implicación del rey saudita, Salman bin Abdulaziz, por lo que rechaza que el caso se convierta en un conflicto político entre Riad y Ankara.