LA PAZ. En el primer día como presidenta interina, la derechista Jeanine Áñez comenzó a dar forma a su gobierno en medio de una violencia incesante.
Las tensiones estallaron por la tarde en La Paz con violentos enfrentamientos entre partidarios de del expresidente Evo Morales y efectivos policiales y militares, que sacaron tanquetas a las calles.
La Fiscalía General del Estado dijo que hay siete fallecidos por los choques desde el inicio del conflicto en octubre. La mandataria provisional, que acusó a Morales de "golpista" y de haber realizado un "fraude descarado" en las elecciones de octubre, dijo en conferencia de prensa que tiene la intención de llamar a elecciones "en el tiempo más breve posible".
Por la noche, designó a sus primeros 11 de 20 ministros, y los nuevos jefes militares nombrados por Áñez tomaron posesión junto a una Biblia y un crucifijo, aunque Bolivia es un Estado laico.
Mientras Añez hablaba, legisladores del Movimiento al Socialismo (MAS) -el partido de Morales- intentaban ingresar al Congreso para pedir su renuncia, incluida la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, pero la policía lo impidió y lanzó gas lacrimógeno a simpatizantes.
"Hoy, legisladores del pueblo han sido brutalmente reprimidos e impedidos de ingresar a la Asamblea. El golpe racista y fascista se hunde en la ilegalidad", dijo Morales en su cuenta de Twitter.
Después de semanas de protestas opositoras y choques que derivaron en la renuncia de Morales, la violencia ha recrudecido con el reclamo de quienes denuncian un "golpe de Estado" en su contra.
Añez también es cuestionada porque la Asamblea en la que asumió no reunió el quórum necesario debido a la ausencia de legisladores leales al expresidente, que el lunes dejó el país para asilarse en México.
Seguidores de Morales realizaron manifestaciones en algunos de sus bastiones como El Alto y el Chapare, cuna política en el centro del país del exmandatario.
Los seis sindicatos cocaleros del Chapare llamaron "a nivel nacional, a una contundente movilización".
En tanto, Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea reconocieron a Añez como presidenta. El gobierno ultraderechista de Brasil fue el único de América Latina que la felicitó.