El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, le pidió "respetuosamente" al mandatario saliente, Donald Trump, que reconozca la derrota en las elecciones de noviembre, poco después de que el Colegio Electoral confirmara el resultado de los comicios.
El Colegio Electoral ratificó la victoria de Joe Biden en las elecciones en Estados Unidos, una oportunidad que el político demócrata va a aprovechar para hacer un llamado a "pasar la página", pese a la tenaz negativa de Donald Trump a reconocer la derrota.
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Sin sorpresa, los grandes electores reunidos este lunes en todo Estados Unidos para formalizar el resultado de los comicios del 3 de noviembre confirmaron la victoria de Biden, quien el 20 de enero asumirá como el 46º presidente de Estados Unidos.
El mandatario electo halagó a los estadounidenses por los niveles récord de participación pese a los temores por el Covid-19 y a la "enorme presión política, el abuso verbal e incluso las amenazas de violencia física" contra las autoridades electorales.
"La llama de la democracia se encendió en esta nación hace mucho tiempo. Y ahora sabemos que nada, ni siquiera una pandemia o un abuso de poder, puede apagarla", declaró el mandatario electo.
"Tengo la más sincera esperanza de que no volvamos a ver a nadie sometido al tipo de amenazas y abusos que vimos en estas elecciones", dijo Biden, que calificó de "desmedido" el acoso hacia los funcionarios.
Biden dijo que Trump ejerció plenamente su derecho de impugnar los resultados en los tribunales y "en ningún caso se halló ninguna causa o evidencia para revertirlos, cuestionarlos o disputarlos".
Y arremetió contra el Partido Republicano por respaldar las afirmaciones de fraude masivo de Trump sin pruebas.
Pero, añadió, la semana pasada la Corte Suprema envió "una señal clara".
Tras la votación del Colegio Electoral, Biden dijo que "es hora de pasar página".
Estoy convencido de que podemos trabajar juntos por el bien de la nación
Una estrategia fallida
Decidido a ignorar esa realidad, Trump lanzó a comienzos de noviembre una extraordinaria campaña destinada a convencer a los tribunales de que se había perpetrado un fraude masivo debido fundamentalmente a la expansión de las opciones de voto por correo, sin presentar ninguna prueba real.
Su objetivo y el de sus aliados era convencer a las cortes de cada estado, y en último término al Tribunal Supremo, de que declararan inválido el resultado no solo en uno, sino en varios estados clave, para eliminar así la notable ventaja que le llevaba Biden en el Colegio Electoral, con 306 votos frente a 232.
La corroboración de la victoria de Biden en el Colegio Electoral, tres días después de que el Supremo desestimara su intento más ambicioso de desafiar lo votado, marca el fin de la estrategia de Trump en los tribunales, aunque no necesariamente el término de sus maniobras para aferrarse al poder.
La última esperanza de Trump: El Congreso
Trump todavía tiene una última y rebuscada esperanza: la de inclinar la balanza a su favor el 6 de enero, cuando ambas cámaras del Congreso se reunirán para poner el sello final al resultado de las elecciones, en una sesión encabezada por el actual vicepresidente estadounidense, Mike Pence, que preside el Senado.
En esa sesión se contarán los votos electorales de cada estado, y si un miembro de la Cámara Baja y otro del Senado se oponen al cómputo en un territorio, pueden desafiarlo; pero para invalidarlo tendrían que superar una votación de ambas cámaras, una meta muy complicada de alcanzar.
Stephen Miller, asesor de Trump, aseguró este lunes que la batalla por retener el poder seguirá hasta el 20 de enero, en una señal de que Trump no planea reconocer la derrota pese a su corroboración en el Colegio Electoral.
Sin embargo, lo que está claro es que su pulso contra lo votado ya no se dirimirá en los tribunales, donde sus excéntricos abogados presentaron decenas de demandas desde que los medios de comunicación pronosticaron la victoria de Biden, el pasado 7 de noviembre.
Denuncias descabelladas y sin pruebas
El equipo legal de Trump, encabezado por el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani esgrimía casi a diario ante los medios graves acusaciones de fraude y enrevesadas teorías de la conspiración, pero luego no aportaba pruebas contundentes ante los tribunales, que desestimaron sus demandas en casi todos los casos.
Sus descabellados argumentos fueron desde acusar de interferencia electoral al fallecido presidente venezolano Hugo Chávez y asegurar que los aliados de este habían contado votos estadounidenses en España y Alemania; a afirmar que Trump ganó por millones de votos, pero que muchos se derivaron a Biden debido a un software amañado por los demócratas.
El golpe de gracia a esa estrategia lo propinó el pasado viernes el Tribunal Supremo, que rechazó una demanda presentada por los líderes republicanos de Texas y respaldada por Trump para impedir que Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin, refrendaran este lunes su victoria en el Colegio Electoral.
El principal objetivo de los abogados de Trump fue siempre dar la vuelta al resultado en esos cuatro estados clave, que el ahora presidente ganó en 2016, pero que ahora han votado por Biden.
Una campaña de relaciones públicas
Además de acudir a los tribunales, Trump presionó a legisladores estatales en Michigan y Pensilvania para que interfirieran en el proceso del Colegio Electoral, y a los líderes republicanos de Georgia para que encontraran formas de descalificar votos.
La tensión en Georgia escaló hasta tal punto que al menos un trabajador electoral recibió amenazas de muerte, y el encargado de la implementación del sistema de votación en el estado, Gabriel Sterling, exigió públicamente que el presidente y sus aliados "pararan" sus denuncias infundadas de fraude.
Pero Trump seguía con una estrategia que ha sido, ante todo, una campaña de relaciones públicas para pulir su marca de líder insurgente y enemigo del poder establecido, y promete mantenerla mucho después de abandonar la Casa Blanca en enero.
La táctica ya le ha dado resultados: solo el 24 % de los estadounidenses que se definen como republicanos aceptan el resultado de las elecciones, según una encuesta de principios de diciembre de la emisora NPR y la consultora Marist.