La jueza británica Vanessa Baraitser decidirá este miércoles si concede la libertad condicional a Julian Assange, actualmente en prisión provisional, tras haber rechazado su extradición a Estados Unidos por motivos de salud.
Baraitser escuchará entonces los argumentos de los abogados de Assange, que sostienen que debe ser puesto en libertad, siempre bajo estrictas condiciones de control, mientras se resuelve el recurso de la Justicia estadounidense contra el dictamen que deniega su entrega a ese país.
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La Fiscalía británica, en representación de la Administración de EU, ya ha indicado que recurrirá, dentro del plazo previsto de catorce días, el fallo emitido a primera hora de este lunes por Baraitser, que denegó la extradición al considerar que el informático presenta riesgo de suicidio.
El abogado de Assange, Edward Fitzgerald, ha adelantado que el miércoles presentará argumentos que explicarán "el impacto negativo" que tendría para su cliente, que sufre depresión clínica, continuar encerrado en la prisión de alta seguridad londinense de Belmarsh mientras dure el proceso incoado por la acusación.
Además, propondrá "un paquete de medidas" de control, que podrían incluir aspectos como vigilancia domiciliaria, comparecencia regular en comisaría o una fianza económica, para garantizar que no existe "riesgo de fuga".
Hasta el miércoles, el australiano, de 49 años, seguirá en Belmarsh, donde ingresó en abril de 2019 tras ser detenido por la Policía británica después de que Ecuador le retirara el asilo político y EU reclamara su entrega.
Baraitser denegó hoy por el riesgo de suicidio la extradición de Assange a Estados Unidos, que lo acusa de 18 presuntos delitos de espionaje e intrusión informática por las revelaciones de su portal digital WikiLeaks.
La jueza descartó el resto de los argumentos presentados por la defensa, como las alegaciones de que los cargos tenían "motivaciones políticas" y de que no tendría un juicio justo en ese país.
Al emitir su dictamen en la corte penal londinense de Old Bailey, Baraitser dijo que "la impresión general es de un hombre deprimido y a veces desesperado que teme por su futuro".
La jueza señaló que, ante las probables condiciones de aislamiento que afrontaría en Estados Unidos y sin la red de apoyo con la que cuenta en el Reino Unido, la Justicia estadounidense "no podría prevenir" que el antiguo "hacker", diagnosticado con síndrome de Asperger, "hallara la manera de suicidarse".
"Por este motivo, he decidido que la extradición sería opresiva en razón del perjuicio mental" que conllevaría, concluyó.
Tras más de una década encerrado en territorio británico, Assange, que siguió la vista desde el banquillo de los acusados, se secó la frente al oír el dictamen, mientras que su pareja y madre de dos de sus hijos, Stella Moris, rompió a llorar.