La senadora demócrata Kirsten Gillibrand, una crítica frontal del presidente estadounidense Donald Trump y defensora de los derechos de la mujer, incluido el movimiento #MeToo, dijo el martes que va a participar en la carrera presidencial de 2020.
A 22 meses para las elecciones, la batalla por llegar a la Casa Blanca ya está en proceso, y los estadounidenses comienzan a evaluar quién podría ser el candidato del partido opositor para desafiar a Trump.
Cinco demócratas, tres de ellos mujeres, han dado pasos claros hacia una campaña formal en las últimas semanas, y muchos más, incluidos varios senadores, un multimillonario empresario anti-Trump y el exvicepresidente Joe Biden esperan entre bastidores.
"Voy a postularme para presidente de Estados Unidos", dijo la senadora por Nueva York en el programa del célebre humorista estadounidense Stephen Colbert.
Según extractos del programa de CBS, la senadora de 52 años precisó que lanzará un "comité exploratorio", un paso decisivo para participar en la elección presidencial estadounidense, que le permitirá recaudar fondos.
Esposa y madre de dos varones, dijo en la entrevista con Colbert querer medirse en la campaña presidencial para luchar por la atención médica para las familias estadounidenses y mejores escuelas públicas, pero que además se enfrentará a la "corrupción y avaricia" que reinan en Washington.
También dijo que apuntará a poner los problemas de género al frente de su campaña y a combatir el "racismo institucional", enfrentando los intereses especiales y los sistemas de poder arraigados.
"Sé que tengo la compasión, el coraje y la audaz determinación de lograrlo", agregó en la entrevista que se emite este martes.
"Recuperar nuestros valores"
El martes, Gillibrand apeló a las redes sociales para amplificar su mensaje. "Tenemos que levantarnos y recuperar nuestros valores", tuiteó.
"Necesitamos proteger nuestros derechos básicos y luchar por una mejor atención médica, educación y empleos. Y creo que soy la mujer para el trabajo", afirmó, agregando que no tiene "miedo de enfrentarse a Trump".
Gillibrand reemplazó a la exprimera dama Hillary Clinton como senadora del Estado de Nueva York en enero de 2009, cuando a esta última le nombraron Secretaria de Estado. Ganó fácilmente la reelección en noviembre de 2018 para la cámara alta en este estado bastión de los demócratas.
Con los años se ha inclinado cada vez más hacia la izquierda hasta convertirse en una de los senadores más liberales.
Todavía faltan más de 650 días para la próxima elección presidencial, pero Gillibrand ingresa a un abarrotado grupo que compite por el derecho de desafiar a Trump.
Elizabeth Warren, una senadora que es frecuente objetivo de las provocaciones del presidente, también lanzó un comité exploratorio, al igual que la congresista Tulsi Gabbard de Hawái, quien sirvió en el ejército en Irak y Kuwait.
El exalcalde de San Antonio y miembro del gabinete de Barack Obama Julián Castro y el congresista recientemente retirado John Delaney lanzaron formalmente sus candidaturas presidenciales.
Se espera que algunos políticos con nombres aún más fuertes ingresen a la carrera pronto, entre ellos Biden, el excongresista Beto O'Rourke y los actuales senadores Cory Booker, Kamala Harris, Amy Klobuchar y Bernie Sanders, perdedor en las primarias demócratas de 2016 frente a Hillary Clinton.
Pero Gillibrand se distingue en aspectos clave. Es una de las principales detractoras de Trump en el Senado, votando en contra de los candidatos del presidente para cargos importantes más que casi cualquier otro senador.
También elevó su perfil nacional al patrocinar (y organizar una campaña de tres años para) un proyecto de ley que modernizaría el sistema de procesamiento por agresiones sexuales militares y eliminaría esos casos de la cadena de mando militar.
El proyecto de ley naufragó en el Senado, pero Gillibrand ha sido implacable en la lucha contra el abuso sexual en el ejército, en los campus universitarios y en los lugares de trabajo.