PARÍS, Francia.– El duelo entre Emmanuel Macron yMarine Le Pen en el balotaje de la elección presidencial francesa,el 7 de mayo próximo, será un enfrentamiento ideológico, perotambién una colisión entre dos universos socio-económicosprofundamente diferentes.
El análisis de los resultados del domingo revela unaamplia diferencia entre el voto FN, esencialmente rural, y elelectorado de Macron que se aglomera en las zonas urbanas. La granmayoría de la población francesa (75%) se concentra en lasgrandes ciudades, mientras que el 25% restante vive en áreasrurales.
El caso más emblemático es París, donde Macrontotalizó 34,83 % de los sufragios (11 puntos que sus resultados anivel nacional), mientras que Marine Le Pen con 4,99 % quedó 16,5por debajo de su promedio final. En otras grandes ciudades comoLyon, Toulouse, Burdeos y Rennes no pudo alcanzar el 10%.
“Esa desigualdad confirma la presencia de un abismosocial, económico y educacional entre ambos electorados, comoocurrió en Estados Unidos con los electores de Donald Trump y enGran Bretaña en el referéndum sobre el Brexit”, comentó elpolitólogo Dominique Reynié, de la Fundación de InnovaciónPolítica (FONDAPOL).
Los estudios realizados por los institutos de sondeosdespués de la primera vuelta electoral del domingo último revelanigualmente que la fuerza en las urnas de la candidata del FrenteNacional (FN) de extrema derecha proviene del voto popular y debajos recursos: 29,9% de los desempleados, 39,7% de los obreros y30% de los empleados optaron por Le Pen. A ese caudal se agregan17% de comerciantes, artesanos y dirigentes de pymes, y solo 9,9%de ejecutivos y profesiones liberales, según una encuesta deOpinionWay.
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Esos resultados la autorizan a presentarse como la“candidata del pueblo y de las clases populares”.
Numerosos analistas políticos consideran que susposiciones populistas y demagógicas le permitieron concentrar el“voto de protesta” que antes lo canalizaba el Partido Comunista(entre 1945 y los años 1990) y luego —hasta 2012— elPartido Socialista.
Macron, en cambio, solo recogió 13,4% del votoobrero, 16,8% entre los empleados, y 17,9% de los desocupados. Sumayor apoyo lo obtuvo entre los comerciantes, artesanos ydirigentes de pymes (25,1%) y sobre todo entre los ejecutivos yprofesiones liberales (33,3%).
El instituto BVA, por su parte, realizó un estudiogeneracional. Marine Le Pen —igual que el líder deultra-izquierda Jean-Luc Melenchon— fue la candidata preferidade los jóvenes de 18-24 años (27%) y también obtuvo un apoyomayoritario en los segmentos 25-34 años (26%) y 35-49 años (27%).Pero, contrariamente a una creencia general, el FN no es —según esa encuesta— el “partido de los viejos”, puesentre los mayores de 65 años solo obtuvo 12%.
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Donde mejor se advierte la fractura que existe entreambos electorados es en el segmento que muestra la predilección delos votantes en función de sus ingresos.
Los electores que ganan más de 3.500 euros mensualesvotaron mayoritariamente por Macron (36%). El ex ministro deEconomía incluso supera en esa categoría a François Fillon,candidato del partido de derecha conservadora Los Republicanos(LR).
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Marine Le Pen, por el contrario, sedujo a 30% de loselectores que ganan menos de 1.500 euros mensuales y solo 12% delos que perciben altos ingresos.
Desde el punto de vista ideológico, el candidato delmovimiento En Marcha atrajo a 29% de simpatizantes de izquierda ysobre todo a 48% de los ex votantes del Partido Socialista. Uno decada dos electores de François Hollande en 2012 votó ahora porMacron, según BVA. Su candidatura también atrajo a 64% de lossimpatizantes del partido centrista Moden de François Bayrou ysolo a 16% de los electores de Nicolas Sarkozy.
Otro 15% de los electores de Sarkozy se inclinaronpor Marine Le Pen.
A la luz de esos resultados, los expertos deOpinionWay afirman que Macron tiene “un espectro de votantes másequilibrado”, lo que revela que no suscita mayores resistenciasen ningún segmento del electorado.
Ese panorama permite verificar la dimensión de lafractura económica y social que existe en Francia, lo queprobablemente convertirá al balotaje del 7 de abril en unaconfrontación entre dos mundos.
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