LA HABANA. La Habana, la capital cubana, cumple este sábado su primer medio milenio y lo celebra con una inédita fiesta de fuegos artificiales y el cumplimiento de centenarias tradiciones.
A pesar de un inesperado aguacero, miles de personas se reunieron en la medianoche a lo largo del emblemático Malecón habanero para observar el lanzamiento de fuegos artificiales desde el Castillo de los Tres Reyes del Morro, ubicado en el lado este de la bahía habanera.
Para goce del público, durante unos 15 minutos la noche se tiñó de múltiples colores con unos 16.000 fuegos artificiales lanzados en un espectáculo organizado por la compañía canadiense Fireworks FX.
"Es algo impresionante", dice el fotógrafo guatemalteco Leonel "Nelo" Mijangos, quien casi de casualidad viajó a la capital cubana para asistir a las celebraciones del medio milenio de la urbe.
"En realidad pensaba venir el próximo fin de semana al concierto del dúo Buena Fe, pero cuando me puse a revisar fechas me di cuenta de que antes estaban las celebraciones por el aniversario de la ciudad y decidí adelantar el viaje", explica el joven artista.
La impresión de "Nelo" Mijangos, quien había estado en la isla de vacaciones en 2015, creció mucho más cuando asistió al Templete, un monumento erigido en 1828 para recordar el sitio donde sesionó el Primer Cabildo y se celebró la misa fundacional.
Allí, apenas a unos metros de la bahía, una inmensa fila de personas espera para visitar el sitio de fundación de la urbe y cumplir la tradición de dar tres vueltas, en sentido contrario a las manecillas del reloj, a la ceiba que marca el lugar, luego de pedir tres deseos.
"Pedí ante todo mucha paz para nuestro país. Mucha unidad, que haya prosperidad en nuestra Habana, que cada día esté más bella, y además de mucha salud para mi familia y para el bebé que estoy esperando", asegura la joven Yaité Escalona, quien tiene cuatro meses de embarazo.
Escalona, una joven maestra de primaria, acaba de cumplir la tradición ante la ceiba y no oculta su pedido de "tener un parto bueno y que mi hijo sea saludable".
Con más comedimiento, Geovanis Shueg asevera haber pedido "salud para el pueblo de Cuba, para todos los cubanos, y que el año que viene sea mucho mejor".
Shueg, un sesentón recién jubilado, afirma que cumple el singular rito desde que era un adolescente y siempre hace votos "por la prosperidad de la nación".
El singular desfile se inició después de que el profesor titular del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, Félix Julio Alfonso, rindiera homenaje a la urbe y al empeño restaurador del Historiador de la ciudad, Eusebio Leal.
"La capital se ha levantado como una gigantesca multitud de compromiso y entrega sin límites. Hombres, mujeres y hasta los niños han trabajado sin descanso, y no ha quedado un solo lugar de La Habana que no haya sido embellecido o renovado", señaló Alfonso, tras elogiar la obra de Leal.
El académico pidió que "el 500º aniversario no sea una meta cumplida, sino un punto de partida para alcanzar nuevas realizaciones y un desafío permanente para la imaginación y la utopía por una ciudad mejor".
Al filo de la medianoche, cuando el viernes se convertía en sábado, tuvo lugar el lanzamiento de 21 cañonazos desde la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, aledaña al Castillo de los Tres Reyes del Morro y ubicada también sobre la margen este de la bahía habanera.
Desde ese lugar, a partir del siglo XVII, se comenzó a lanzar un cañonazo que anunciaba a los habaneros la apertura, a las 04:30 horas, y el cierre, a las 20:00, de las murallas que defendían la ciudad.
Eliminado más tarde ese cinturón defensivo por el crecimiento de la urbe, se mantuvo la tradición del cañonazo que ahora se lanza cada noche a las 21:00 horas y que se ha convertido en un atractivo cultural y turístico.
Sin embargo, los cañonazos a medianoche marcaron la entrada de La Habana en su primer medio milenio, cuando sin abandonar viejas tradiciones, los cubanos mantienen vivo el sueño de tener una capital más moderna y hermosa.