El pasado 2 de octubre, el periodista saudí Jamal Khashoggi, colaborador de The Washington Post, entró al consulado del reino en Estambul, Turquía, para recoger unos documentos que necesitaba para poder casarse con su novia turca, Hatice, quien se quedó esperando fuera del edificio.
Desde entonces, no se tenía noticia de él hasta este 19 de octubre cuando Arabia Saudita admitió que murió en el consulado.
"Las conversaciones entre Jamal Khashoggi y las personas con las que se entrevistó en el consulado del reino en Estambul... degeneraron en una pelea que provocó su muerte", indicó la agencia oficial saudita SPA, citando a la fiscalía.
Su muerte estaría motivada porque Jamal es un crítico de la monarquía de Arabia Saudita, especialmente con el príncipe heredero Mohamed Bin Salman, por lo que tuvo que irse a vivir a Estados Unidos desde 2017, y también ha escrito sobre de la intervención del reino en Yemen.
Khashoggi escribe una columna para la sección de Opiniones Globales de The Washington Post desde el año pasado.
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Karen Attiah, editora de Khashoggi para el rotativo, señaló que el periodista lamentaba que la represión de Arabia Saudita se estaba volviendo insoportable hasta el punto de su decisión de abandonar el país y vivir en el exilio en Washington.
Hiatt calificó a Khashoggi de "periodista comprometido y valiente".
Él escribe por un sentido de amor por su país y profunda fe en la dignidad humana y la libertad.
"Hemos estado enormemente orgullosos de publicar sus escritos", dijo Hiatt.
Tras su desaparición, The Washington Post publicó algunas de sus colaboraciones.
Una de ellas es “Arabia Saudita no siempre fue tan represiva. Ahora es insoportable", publicada el 18 de septiembre de 2017, en la cual señala:
Cuando hablo del miedo, la intimidación, los arrestos y la vergüenza pública de intelectuales y líderes religiosos que se atreven a decir lo que piensan, y luego les digo que soy de Arabia Saudita, ¿están sorprendidos?
Con el ascenso al poder del joven príncipe heredero Mohammed bin Salman, prometió un abrazo a la reforma social y económica. Él habló de hacer que nuestro país sea más abierto y tolerante y prometió que abordaría las cosas que frenan nuestro progreso, como la prohibición de conducir a las mujeres.
Pero todo lo que veo ahora es la reciente ola de arrestos. La semana pasada, aproximadamente 30 personas fueron detenidas por las autoridades, antes de la ascensión del trono al príncipe heredero. Algunos de los arrestados son buenos amigos míos, y el esfuerzo representa la vergüenza pública de intelectuales y líderes religiosos que se atreven a expresar opiniones contrarias a las de los líderes de mi país...
Fue doloroso para mí hace varios años cuando varios amigos fueron arrestados. No dije nada. No quería perder mi trabajo o mi libertad. Me preocupaba mi familia.
He hecho una elección diferente ahora. He dejado mi hogar, mi familia y mi trabajo, y estoy levantando la voz. Hacer lo contrario traicionaría a los que languidecen en la cárcel. Puedo hablar cuando tantos no pueden. Quiero que sepas que Arabia Saudita no siempre ha sido como es ahora. Los saudíes merecemos algo mejor.
La última colaboración fue el pasado 11 de septiembre con el título: "El príncipe heredero de Arabia Saudita debe devolverle la dignidad a su país, poniendo fin a la cruel guerra de Yemen".
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Dos semanas de negaciones
La semana pasada, amigos de Khashoggi tenían la certeza de que el periodista fue asesinado en el consulado e incluso de que su cadáver fue descuartizado y sacado en maletas, pero el Gobierno turco lo negó por dos semanas hasta hoy.
The Washington Post dio a conocer que el Gobierno turco habría informado a las autoridades de Estados Unidos de que disponía de grabaciones de vIdeo y audio que demostrarían que el periodista fue asesinado en el consulado.
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Por su parte, el reino de Arabia Saudita negó categóricamente cualquier implicación con la desaparición del periodista, incluso el presidente estadounidense Donald Trump amenazó a Riad con un “castigo severo” si se demuestra que estuvo detrás del asesinato de Khashoggi.
El tema ha escalado al grado que el mandatario estadounidense habló con el rey Salmán bin Abdelaziz, "quien niega tener ninguna información de lo que pueda haberle ocurrido a su 'ciudadano saudita'", escribió Trump en Twitter.
Sin embargo, Trump insinuó que “asesinos por cuenta propia” podrían estar detrás de la desaparición.
CNN ya había adelantado desde el lunes pasado que Arabia Saudita preparaba el reporte donde admitía que el periodista murió como resultado de un interrogatorio que salió mal.
Citando dos fuentes anónimas, advirtió que la operación fue realizada sin permiso y que los implicados deberán responder por su responsabilidad en los hechos.