Encontrar avances en la investigación en la cura contra el cáncer o el desarrollo de tecnologías que permitan un mejor aprovechamiento de los recursos naturales son algunos de los temas en los que los astronautas leoneses Pablo Álvarez y Sara García trabajan ahora que el "sueño" de poder viajar al espacio está más cerca.
Estos dos científicos fueron designados por la Agencia Espacial Europea (ESA) para sus próximas misiones y proyectos, los únicos en España, entre los más de 22 mil 500 inscritos en un proceso de selección que finalizó el pasado mes de noviembre.
Álvarez y García son los primeros astronautas en España en tres décadas. Su elección por parte de la ESA no ha pasado desapercibida en su ciudad natal, León, y en la universidad local, el lugar donde Pablo estudió Aeronáutica y Sara Biotecnología.
Durante estos días, la ciudad y la institución académica se han volcado en atenciones, homenajes y reconocimientos para ellos dos, durante la primera visita oficial que han realizado a su tierra después de que se conociera que sus nombres figuran en la selecta lista de los próximos humanos que pueden viajar al espacio.
Sara García, quien ha sido seleccionada como astronauta en reserva, desarrolla su carrera profesional en torno al estudio del cáncer, por lo que considera que la posibilidad de abrir proyectos de investigación de la mano de la ESA le puede permitir avanzar en sus estudios, con la meta de encontrar en un futuro una cura contra dicha enfermedad.
"Llevo doce años investigando el cáncer. Me gustaría promover algún proyecto en el que se aproveche el efecto de la microgravedad, que se ha demostrado que disminuye la capacidad tumoral de las células del cáncer", dijo García en entrevista con Europa Press.
Un astronauta, 200 experimentos
Los proyectos de investigación de la ESA tienen una duración media de unos seis meses y cada uno de los astronautas participa en unos 200 experimentos. "Proyectos que muchas veces son ver cómo evoluciona tu cuerpo con fármacos o tratamientos para ver si hay diferencia en el resultado con gravedad cero", dice por su parte Pablo Álvarez, que en abril se mudará a Colonia, Alemania, para comenzar la formación específica como astronauta de la ESA.
Cuatro años de formación por delante para poder desarrollar después esos experimentos que marque la agencia, pero también, en su caso y como ingeniero de formación, para poder desarrollar investigaciones relacionadas con la ciencia de los materiales, la fabricación en gravedad cero o la cristalización de proteínas.
"Hay muchos experimentos enfocados a temas físicos, de física pura y dura, como ondas gravitacionales, materia oscura o simplemente observación", destaca.
No obstante, ha reconocido que dentro de las diez líneas de investigación que mantiene abiertas la ESA para los próximos años, es difícil elegir en qué proyecto trabajar.
Lo que el espacio da a la Tierra
Esos son sus retos, sus perspectivas e ilusiones. Sara García y Pablo Álvarez son conscientes de que el nombramiento como astronautas es algo "llamativo" que ocupa portadas, pero sus intereses van más allá. La tecnología que se desarrolla para la exploración del espacio tiene después aplicación en múltiples sectores: "inteligencia artificial, robótica, gestión de recursos, reciclaje, equipamientos médicos... Todos esos sectores se han desarrollado gracias a la tecnología que se ha preparado para lanzar astronautas al espacio. Toda la ciencia y el trabajo de los astronautas, a parte de generar conocimiento, tiene aplicación en la sociedad", dice Sara García.
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La ESA, probable destino para Pablo en unos años, cuenta con tecnología donde "se reciclan prácticamente todos los desechos líquidos", incluida la orina. "Allí se dice que el café de hoy es el café de mañana", ha afirmado el leonés, que ha explicado que eso es posible gracias a una tecnología específica para la Estación Espacial que se está aplicando ya en algunas regiones de África que padecen problemas de recursos hídricos.
"Si el hombre no hubiera pisado la Luna en los años 60, hoy no tendríamos teléfonos móviles. Al final, toda investigación espacial tiene impacto en nuestras vidas. No es que hayamos vivido de espaldas al espacio; hemos vivido de lado. Los GPS, los satélites de comunicaciones que utilizamos sin saberlo cada vez que enviamos un mensaje o, por ejemplo, ¿quién no mira qué tiempo va a hacer mañana?", ha señalado Pablo Álvarez.
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