BRUSELAS. Partidos y mandatarios europeos se preparaban para dar la batalla por los altos cargos del bloque, tras unas elecciones a la Eurocámara que confirmaron el fin del bipartidismo y un auge contenido de los euroescépticos.
Los votantes otorgaron al Partido Popular Europeo (PPE, derecha) la victoria con 180 de los 751 eurodiputados en juego, pero lejos de la mayoría, que ya no podrá alcanzar únicamente con su aliado tradicional, los socialdemócratas (146).
"Ninguna familia política es lo suficientemente fuerte para imponer a su candidato", explicó Sébastien Maillard, del Instituto Jacques Delors.
Las discusiones se anuncian en cambio complejas. Los dirigentes de los 28 países, que se reúnen hoy para una primera discusión en base a los resultados, ya iniciaron sus contactos para decidir quién liderará la UE el próximo lustro.
El presidente francés, el liberal Emmanuel Macron, cenó con el primer ministro español, el socialista Pedro Sánchez, después de conversar con la canciller alemana, la conservadora Angela Merkel.
Los diferentes grupos políticos mantuvieron ayer discusiones "complicadas" en Bruselas, según varias fuentes, y hoy, antes de la cumbre, los presidentes de grupo debatirán sobre los próximos pasos.
El sistema de elección del próximo titular de la Comisión Europea, la joya de la corona de los altos cargos, centrará las primeras discusiones, lo que anuncia un pulso institucional.
El PPE reclamó así la presidencia de la Comisión para su candidato Manfred Weber, quien, por su parte, esperó que el Parlamento Europeo "confirme en los próximos días" su apego a este sistema de elección conocido como 'Spitzenkandidat'.
Si el candidato del PPE no logra el apoyo de al menos 21 de los 28 mandatarios del Consejo, cuyos países representen al menos el 65% de la población, fracasará en su intento de presidir la Comisión y abrirá el juego para otros aspirantes.
Las fuerzas proeuropeas tendrán no obstante el camino allanado para controlar de nuevo los puestos de poder en la UE, después que los tres grupos euroescépticos, ya sean ultraderechistas o populistas, lograran sólo 171 eurodiputados.
Estos grupos tendrán además complicado unirse en torno a un sólo grupo y organizar un frente común de oposición en la UE en los próximos cinco años, pese a las sonoras victorias de los ultraderechistas en Francia e Italia.
A la cabeza de ese esfuerzo está el italiano Matteo Salvini, cuya Liga se ha convertido en la principal fuerza euroescéptica y busca juntar a formaciones con mentalidades similares, aunque están repartidas entre muchos grupos en el legislativo de la Unión Europea.
El viceprimer ministro dijo que aspira a agrupar a 170 legisladores y ya habló del asunto con el partido francés Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen, con el Partido del Brexit de Nigel Farage y con el primer ministro húngaro, Viktor Orban.
FARAGE VA POR BREXIT DURO
En tanto, el sistema político británico quedó reducido a escombros, debido a los efectos simultáneos que tuvieron las dificultades de la primera ministra Theresa May para concretar la salida británica de la Unión Europea (UE), su renuncia y la contundente victoria del Partido del Brexit en las elecciones europeas.
“Quedamos desnudos, parados sobre un campo de ruinas”, resumió el experto electoral Alastair Campbell, que fue director de comunicación del primer ministro Tony Blair.
Con un movimiento creado hace tres meses, Nigel Farage logró el acontecimiento histórico de reunir 31.6% de votos. Ese caudal supera la suma de sufragios obtenidos por los dos grandes partidos que dominaron la vida política del país en el último siglo (14% los laboristas y 8.7% los conservadores).
Farage ya se ve como primer ministro y, ante ello, el primer riesgo es la perspectiva de un “no deal” duro para salir de la Unión Europea a cualquier precio y sin acuerdo… pero a riesgo de sumergirse en otra fase traumática.