Cuando Sarah Ashton Cirillo, mujer transgénero estadounidense, llegó a Ucrania en marzo de 2022, pensaba quedarse dos semanas trabajando como periodista, pero finalmente se unió al ejército ucraniano.
Actualmente es vocera de las fuerzas de defensa territoriales compuestas de reservistas y ahí, en su lugar de trabajo en Kiev, cuya ubicación se mantiene en secreto, explica que su unidad no teme ser el blanco del "odio de los rusos".
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"Si los rusos están enfadados es porque hacemos bien nuestro trabajo", comenta la rubia de 46 años de edad.
La semana pasada, la televisión rusa emitió un programa de una hora en el que Sarah fue calificada de "monstruo" y de "vergüenza para el pueblo ucraniano".
La estadounidense dirige dos programas en YouTube y también publica sin descanso en X (antes Twitter), donde es seguida por más de 156 mil personas.
Sarah, quien no habla ucraniano, transmite la comunicación oficial del poder mientras se burla de la cobertura mediática rusa. También sigue los medios de comunicación internacionales.
En agosto, anunció un "boicot" de la CNN, porque el canal de televisión estadounidense había calificado a los combatientes extranjeros en Ucrania de "mercenarios", lo que el medio después corrigió.
Durante una visita de su estudio, presenta a sus colegas. Todos estuvieron en el frente antes de vestir un uniforme decorado con la insignia de su unidad y el lema en latín "Ad resistendum" ("Resistir").
La portavoz tiene libertad editorial sobre su contenido, y quiere evitar cubrir la guerra con un enfoque y basado únicamente en cifras.
La audiencia de su canal de YouTube, todavía reciente, es bastante limitada -unas 20 mil vistas en agosto- pero los ataques contra ella en los medios rusos superan ampliamente esas proporciones.
De observadora imparcial a combatiente
"Los rusos están obsesionados. Estoy constantemente en las búsquedas en Google, y la mayoría vienen de Rusia", asegura.
En Ucrania recibió reacciones dispares, aunque en los últimos años el país evolucionó notablemente.
Acogió las Marchas del Orgullo y permitió que las personas LGTBQ+ se unieran al ejército. No obstante, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos critica su trato de las parejas del mismo sexo.
Cuando llegó como periodista, Sarah trabajó en la región nororiental de Járkov, pero gran parte de la zona fue ocupada por los rusos y bombardeada.
"Ver de cerca los crímenes de guerra y el terrorismo ruso me llevaron a pasar de observadora imparcial a combatiente", asegura.
El terrorismo ruso me llevaron a pasar de observadora imparcial a combatiente
Creyendo que podía ser "más útil como soldado", se unió a una unidad de tártaros de Crimea, una minoría musulmana. Trabajó como enfermera militar con el mote de guerra "Rubia".
Los rusos no tardaron en detectarla. La portavoz de la diplomacia rusa, María Zajárova, evocó en abril 2022 una "periodista transgénero de Las Vegas filmada en Járkov fotografiándose y abrazando a unos bandidos".
Para Sarah el comentario es difícil de aceptar. Según ella, desde principios de año Rusia intensifica sus ataques. "Me acusan de ser Satanás y de responder a las órdenes del Departamento de Estado (estadounidense)", dice.
"Cuando los rusos descubrieron que estaba en el frente, buscaron mi unidad. Querían neutralizarme secuestrándome o matándome", acusa.
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Las fuerzas armadas decidieron entonces que debía evacuar la línea del frente, y le ofrecieron trabajar con ellas como vocera.
Una oferta que le costó aceptar, sintiéndose culpable de abandonar su unidad. "Pero acepté pues nuestro deber es informar sobre esta guerra", destaca.