ROMA. El cardenal Konrad Krajewski, limosnero del Papa Francisco, corre el riesgo de ser procesado por robo agravado de energía eléctrica.
El pasado 11 de mayo, el purpurado polaco, encargado de las obras de caridad del pontífice, irrumpió en un edificio de departamentos de Roma ocupado por 450 personas, italianos, gitanos e inmigrantes, para restituir la corriente eléctrica, interrumpida por una deuda de 300 mil euros con la compañía encargada del suministro de energía.
Esta última presentó una denuncia a la policía en “contra de desconocidos”, no obstante que el “cardenal electricista” como ya es llamado a nivel popular, reivindico la paternidad de la intervención, en nombre del Vaticano.
La denuncia también hipotiza el daño de la cabina eléctrica, lo que hace suponer que no haya sido el cardenal quien efectuó personalmente la maniobra en el cuadro eléctrico, es decir que alguien lo ayudó.
“Mi gesto se defiende por si solo”, dijo recientemente Krajewski a una emisora local, atribuyendo nuevamente a si mismo toda la responsabilidad. “Si alguien necesita ser ayudado me comporto como cualquier médico que jura salvar a una persona”. Cabe señalar que en el clero vaticano no todos han compartido la iniciativa del purpurado, sobre todo porque en este caso la caridad fue realizada violando la ley.
Según el cotidiano romano Il Messaggero, no obstante la diferencia de opiniones, el Limosnero habría ido personalmente sin preaviso al ministerio del Interior, con la intención de hablar con el titular, Matteo Salvini, líder de “La Liga”, y explicarle los motivos de su gesto.
Salvini es netamente contrario al tráfico de inmigrantes, y por lo tanto a darles acogida, actitud que ciertamente no suscita la simpatía del pontífice argentino.
De todos modos, el diario romano precisa que Krajewski no logró ver a Salvini, el cual tenia otros compromisos fuera del ministerio. Por lo tanto, se acontentó de ser recibido por un funcionario.