PARÍS. Después de haber pulverizado la unidad de los tories, el Brexit comienza a provocar nuevos daños colaterales con el cisma que amenaza al Partido Laborista después que siete diputados decidieron renunciar en discrepancia con el líder de la oposición, Jeremy Corbyn.
Chuka Umunna, Luciana Berger, Gavin Shuker, Anne Coffey, Chris Leslie, Mike Gapes y Angela Smith optaron por crear un llamado Grupo Independiente en la Cámara de los Comunes, que puede ser embrión de una nueva formación centrista capaz de arrastrar la adhesión de tres diputados conservadores moderados y parlamentarios liberales demócratas.
Una de las primeras iniciativas de ese grupo será apoyar la campaña “Peoples Vote” para tratar de obtener un segundo referéndum sobre la salida británica de la Unión Europea (UE).
Corbyn, que lidera el partido desde 2015, es acusado de ambigüedad sobre el Brexit y de ser incapaz de resolver la crisis interna provocada por una corriente antisemita que actúa con toda impunidad. "La debilidad [de Corbyn] para abordar ese tipo de cuestiones a nivel interno ha convertido al partido en institucionalmente antisemita", afirmó Luciana Berger.
El mediático Chuka Umunna, al que algunos círculos laboristas describen como el “Obama británico” -en una doble referencia a su carisma y su origen racial-, consideró “inexplicable” que la directiva laborista no se haya pronunciado abiertamente a favor de un segundo referéndum sobre el Brexit.
Varios de los diputados cismáticos pertenecen a la corriente "blairista" del partido. Informaciones y rumores que circularon en los últimos días atribuyen al exlíder laborista Tony Blair una maniobra para crear un nuevo partido centrista que catalice el sentimiento anti-Brexit.
Un movimiento de esa naturaleza puede suscitar el interés de una parte importante de la sociedad, que se confiesa decepcionada de los dos grandes partidos británicos, que -a juicio de los electoreshan adoptado posiciones “extremistas”.
El último sondeo del instituto Opinium mostró que 40% de los británicos piensa que "un nuevo partido sería la mejor manera para que la gente se sienta representada" y 59% reconoce que “consideraría” la posibilidad de votar por una nueva fuerza de centro.
Actualmente, según esa encuesta, laboristas y conservadores están empatados en las preferencias del electorado con 37% de intenciones de voto cada uno.
Tras conocer la rebelión de esos siete diputados, Corbyn expresó su “decepción”. El número dos del partido, John Mc- Donnell, les pidió a su vez que renuncien a sus escaños que -según les reprochó- “ganaron representando al laborismo”.
“¡Falso!”, le respondió Gavin Shuker. “Son los electores de nuestras circunscripciones quienes nos dieron el mandato que legitima nuestra acción en el Parlamento”, precisó.
El enfrentamiento entre ese grupo y Corbyn no es nuevo. En 2016, después del referéndum del Brexit, ese núcleo de diputados forzó una elección interna que Corbyn ganó por amplio margen.