GINEBRA. Más de 10 mil civiles han perdido la vida desde el comienzo de la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022 y más de 14 millones de ucranianos han abandonado sus hogares, de los que casi 6.5 millones viven fuera del país como refugiados, informó la ONU, mientras Rusia sigue ganando terreno y reivindicó nuevas conquistas territoriales.
El ataque armado a gran escala de Rusia contra Ucrania, que está a punto de entrar en su tercer año, ha tenido un coste humano “espantoso” y sigue causando violaciones “graves y generalizadas” de los derechos humanos, destruyendo vidas y medios de subsistencia, dijo la ONU.
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Al menos 10 mil 582 civiles han perdido la vida desde el comienzo de la invasión y hay 19 mil 875 heridos, de acuerdo con el último informe de la Misión de la ONU en Ucrania, con lo que el número total de afectados asciende a 30 mil 457.
El informe apunta que, aunque el número de víctimas civiles alcanzó sus máximos niveles en los primeros meses después del ataque y disminuyó gradualmente a lo largo de 2022 y 2023, siguió siendo alto, con un promedio de 163 civiles muertos y 547 heridos al mes en 2023.
“El impacto a largo plazo de esta guerra en Ucrania se dejará sentir durante generaciones”, aseguró el alto comisionado de Naciones Unidas para los derechos humanos, Volker Türk.
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Por su parte, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), dependiente de la ONU, señaló que unos 4.5 millones de personas volvieron a sus casas, pero que 3.7 millones siguen como desplazadas internas dentro de Ucrania.
En total, más de 14 millones de personas, casi un tercio de la población de Ucrania antes de la guerra, se vieron forzadas a dejar sus hogares desde el inicio de la invasión el 24 de febrero de 2022.
“La destrucción está extendida. La pérdida de vidas y el sufrimiento continúan”, dijo la directora general de esta agencia de la ONU, Amy Pope.
Este panorma se produce el mismo día en que Rusia reivindicó nuevas conquistas territoriales en el este de Ucrania, que reclama más armas y municiones para recuperar la iniciativa.
Esta conquista se produce tras la de Avdiivka el fin de semana pasado, una localidad del frente oriental confrontada desde hace meses a una feroz ofensiva de Rusia, que otorgó a Moscú su primer avance territorial de calado tras meses de estancamiento.
La batalla por Avdiivka fue, junto con la de Bajmut, también en el este, una de las más sangrientas desde el inicio de la ofensiva rusa.
Ayer, el Ministerio ruso de Defensa reivindicó la toma de Pobeda, un pequeño pueblo a unos cinco kilómetros al oeste de la ciudad de Donetsk.
El ministerio aseguró también que sus tropas mejoraron sus posiciones cerca de los pueblos de Novomijailivka y Krasnogorivka, ubicados en la misma zona.
Ucrania está en una posición “extremadamente difícil”, admitió el presidente Volodimir Zelenski. El ejército ucraniano afronta ataques rusos en el este y el sur.
Las fuerzas ucranianas sufren una penuria de municiones tras una caída de la ayuda proveniente de sus aliados occidentales, en particular de Estados Unidos, bloqueada por los rivales republicanos del presidente Joe Biden.
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En tanto, el presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró que su homólogo estadounidense, Joe Biden, le llamó “loco hijo de puta” (crazy SOB) porque le prefiere como líder de EU antes que a Donald Trump.
“Desde el punto de vista de la política interna, esa reacción es absolutamente adecuada, lo que significa que tenía razón”, dijo Putin.