Más de 100 mil manifestantes de izquierda salieron el sábado a las calles en toda Francia para protestar contra el nombramiento del político conservador Michel Barnier como primer ministro y denunciar un "golpe de fuerza" del presidente Emmanuel Macron.
La policía dijo que 110 mil personas salieron a las calles, 26 mil personas en París, pero los organizadores afirmaron que 300 mil personas participaron en las más de 150 manifestaciones en toda Francia.
Cinco personas fueron detenidas por porte de armas prohibidas, lanzamiento de proyectiles y daños en la manifestación en París, indicó la policía.
Las protestas se llevaron a cabo en París, así como en Nantes en el oeste, Niza y Marsella en el sur y Estrasburgo en el este.
Macron nombró el jueves como primer ministro a Barnier, un exministro 73 años, parlamentario, que actuó como negociador del Brexit para la Unión Europea, en un intento de avanzar tras las elecciones anticipadas de julio en las que su alianza centrista perdió su mayoría relativa en el parlamento.
Barnier dijo el viernes por la noche que está dispuesto a nombrar ministros de todas las inclinaciones políticas, incluyendo a "personas de la izquierda".
Pero el Nuevo Frente Popular (NFP), la coalición de izquierda que emergió como la fuerza más grande de Francia tras las elecciones, aunque sin suficientes escaños para una mayoría absoluta, recibió consternado el nombramiento de Barnier.
El sábado, muchos manifestantes dirigieron su ira contra Macron y algunos inclusive pedían su dimisión.
"La Quinta República está colapsando", dijo la manifestante Manon Bonijol. "Votar en el parlamento será inútil mientras Macron esté en el poder", añadió la joven de 21 años.
El líder de extrema izquierda Jean Luc Mélenchon, cuyo partido Francia Insumisa (LFI) y aliados pertenecen al bloque de izquierda, afirmó que la elección fue "robada a los franceses" y los llamó a salir a las calles.
El sábado instó a sus seguidores a prepararse para la batalla. "No habrá pausa", prometió.
"La democracia no es solo el arte de aceptar que has ganado, también es la humildad de aceptar que has perdido", dijo Mélenchon desde un camión en la protesta de París.
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Bajo vigilancia
La alianza de izquierda quería que Lucie Castets, una economista de 37 años, se convirtiera en primera ministra, pero Macron desechó la idea, argumentando que no sobreviviría a una votación de confianza en el parlamento dividido.
Desde la extrema derecha, Jordan Bardella, presidente de la Agrupación Nacional (RN) advirtió a Barnier que el nuevo gobierno correrá el riesgo de ser censurado si no toma en cuenta las demandas de su formación.
"Espero que el primer ministro y el futuro gobierno no sólo sean capaces de ponerse manos a la obra, sino que también estén atentos a las exigencias que ahora son nuestras", agregó.
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"Creo que a partir de hoy, Barnier es un primer ministro bajo vigilancia (...) de un partido político que es ahora una parte ineludible en el juego parlamentario", insistió.
Barnier replicó a Bardella que está "bajo la vigilancia de todos los franceses".
"El gobierno está bajo la vigilancia democrática de todos los franceses y de todos los sectores políticos", declaró Barnier en su primer acto tras su nombramiento, una visita al hospital Necker en París.