May, con las manos atadas para el Brexit

Laboristas y conservadores obligan a presentar un Plan B en tres días en caso de fracasar un acuerdo

Carlos Siula / Corresponsal

  · jueves 10 de enero de 2019

Afuera del Parlamento aumenta la concentración de manifestantes, tanto a favor como en contra del Brexit / Foto: Reuters

PARÍS, Francia. Diputados laboristas y conservadores se aliaron para atar las manos de la primera ministra Theresa May en los tramos finales del Brexit.

El recorte del margen de maniobra de May se produjo cuando el Parlamento británico aprobó una enmienda que obliga al gobierno a presentar un 'plan B' del Brexit en tres días si la Cámara de los Comunes rechaza el Acuerdo de Salida en la votación prevista para el martes 15 de enero.

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La enmienda presentada por el diputado conservador proeuropeo Dominic Grieve, que fue aprobada por 308 votos a favor y 297 en contra, en la práctica recorta en 18 días el tiempo de reacción Theresa May si el Parlamento no aprueba el texto de acuerdo que negoció con las autoridades de Bruselas.

“Si el Parlamento rechaza el martes el acuerdo [con la UE), la situación será crítica y no podemos esperar otro mes", argumentó el diputado laborista Chris Leslie al defender la enmienda.

Theresa May tenía legalmente 21 días de plazo para presentar un plan alternativo, pero ahora deberá trabajar contra reloj para evitar que el Brexit caiga en punto muerto. La primera ministra empieza a percibir la posibilidad de una derrota en la votación del martes próximo. Entre 50 y 70 diputados conservadores han confirmado su intención de votar contra el texto negociado durante meses con Bruselas.

Por lo menos 20 tories, así como todos los nacionalistas escoceses y los diputados del Partido Liberal Demócrata mostraron ayer los dientes al aliarse con la oposición laborista para provocar esa segunda derrota parlamentaria de la primera ministra en 24 horas.

May había sufrido el martes una primera derrota cuando el Parlamento votó por 303 votos a favor y 296 en contra una enmienda presupuestaria que limita el gasto destinado a los preparativos del gobierno para un Brexit desordenado sin consultar previamente al Parlamento.

Esa disposición aumenta la dependencia del gobierno con respecto al Parlamento para cualquier gestión relacionada con el Brexit, pues obliga a Downing Street a obtener el acuerdo de la Cámara de los Comunes para acceder a ciertos fondos para preparar un Brexit sin acuerdo con Bruselas.

foto: Reuters


“Esta votación es un importante paso para prevenir un Brexit sin acuerdo. Demuestra que no hay una mayoría en el Parlamento, en el gobierno ni en el país para romper con la UE sin un acuerdo”, declaró el líder laborista, Jeremy Corbyn.

Theresa May parece encontrarse cada vez más sola. La votación de ayer desconcertó a muchos observadores del Partido Conservador, ya que fue el presidente conservador de la Cámara de los Comunes, John Bercow, quien tomó la decisión de aceptar la propuesta y someterla a votación en el Parlamento.

Varios miembros de su partido no dudaron en acusarlo de tomar posición a favor del “remain” (permanecer en la UE), obstaculizando el trabajo del gobierno.

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Su correligionario Adam Holloway incluso lo incriminó de llevar una calcomanía anti-Brexit en el vidrio de su automóvil. Bercow tuvo que desmentir, explicando que se trataba del vehículo de su esposa y que “ella tiene el derecho de tener sus propias opiniones”.

Para tratar de salir del actual aprieto, May prometió que obtendrá de la UE nuevas “garantías” y “precisiones” sobre el muy criticado “backstop”. Ese dispositivo prevé la creación de un territorio aduanero particular para evitar el restablecimiento de una frontera física entre la República de Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte.

En caso de que Londres y Bruselas no hayan llegado a un acuerdo sobre sus futuras relaciones comerciales bilaterales, el “backstop” debería entrar en vigor a partir de diciembre de 2020, es decir dos años después de la salida del Reino Unido de la UE.

May propuso a la Cámara nuevas ideas. Pero ninguna obtuvo la adhesión de los diputados. Sus aliados del Partido Unionista norirlandés (DUP) las juzgaron “cosméticas” e “insensatas”, mientras el líder laborista Jeremy Corbyn las calificó de “simple cortina de humo”.