PARIS. Faltan apenas 9 días para la fecha de salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE), Pero el gobierno y la clase política británica se comportan como si tuviera 9 años por delante. La Cámara de los Comunes, que aún no aprobó el acuerdo difícilmente negociado durante dos años por la primera ministra Theresa May con las autoridades de Bruselas, volverá a reunirse hoy (miércoles) para discutir una propuesta de postergar la salida de la UE hasta… una fecha indeterminada.
Nadie sabe exactamente qué propondrá Theresa May a los diputados. En vísperas de la cumbre europea del jueves y viernes próximos, la jefa del gobierno “escribirá a Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo evocando una extensión del Artículo 50”, anticipó ayer un portavoz de la primera ministra. Pero, hasta el momento, se desconoce cuál sería la extensión de esa prórroga ni sus objetivos: “Tendrán que esperar hasta la publicación de la carta”, dijo el vocero.
La primera ministra viajaría enseguida a Bruselas para participar en la cumbre europea, donde solicitaría una “corta prolongación técnica” de la fecha de divorcio, probablemente hasta mayo. Pero no descarta pedir una prórroga larga que podría ser de uno o dos años.
Los planes de May, sin embargo, fueron perturbados el lunes por el speaker (presidente) de la Cámara de Comunes, John Bercow. Ese extravagante conservador, sospechado de simpatías antiBrexit, advirtió que el gobierno no podía presentar ante el Parlamento, en la misma sesión parlamentaria, el mismo texto rechazado por los diputados. En este caso, se trata del documento de salida de la UE impugnado en enero último y nuevamente la semana pasada por 149 votos.
Para justificar su decisión, Berkow provocó sorpresa e indignación en el gobierno al citar el precedente de una convención parlamentaria de 1604.
Imperturbable, el speaker advirtió que no aceptaría un texto que no fuera “fundamentalmente diferente”.
“Atravesamos una crisis constitucional mayor”, reconoció Robert Buckland, consejero jurídico del gobierno. También el portavoz de la primera ministra utilizó ayer el término “crisis” para describir la actual situación.
La prensa conservadora acusó de inmediato a Berkow de “traición”: “Acto de sabotaje” denunció el Daily Mail, “Destructor de Brexit” para el Daily Express, “Bercow, ¡vete al diablo!”, se atrevió The Sun. Algunos medios aseguraron que el speaker “siente un placer malsano montando obstáculos para dificultar el trabajo gubernamental”.
Con su audaz decisión, el speaker anticipó la dura respuesta que prepara la UE si May persiste en pedir una prórroga de uno o dos años sin razones justificadas. Sería “extender innecesariamente la agonía”, aseguran fuentes de Bruselas. Durante la reunión preparatoria que mantuvieron los cancilleres europeos en Bruselas para preparar la cumbre, llegaron a la conclusión de no aceptar una prórroga larga del Brexit a menos que Theresa May se comprometa a convocar elecciones anticipadas o llamar a un segundo referéndum.
En cualquier caso, los líderes europeos le exigirán a May un "plan concreto" que justifique la prórroga. A puertas cerradas Barnier fue más concluyente: “No hay periodo transitorio sin acuerdo […] No hay mayoría entre los Estados miembros para una prórroga”, advirtió.
Países miembros de la UE, como Francia y Alemania ya no ocultan su fastidio y se declararon agotados de tantas negociaciones a falta de poco tiempo.
En virtud de esa situación, las autoridades de Bruselas aconsejaron a sus miembros que aprovechan las escasas 240 horas que faltan para el divorcio y aceleren los preparativos de sus planes de contingencia para no ser sorprendidos por un Brexit sin acuerdo que, sin duda, provocará un caos generalizado de dimensiones históricas en Europa.