PARÍS, Francia. Por un escaso margen de 19 votos -325 a favor y 306 en contra-, la primera ministra Theresa May superó la moción de censura presentada por la oposición laborista y seguirá al frente de Gran Bretaña con la misión casi imposible de lograr una salida ordenada de la Unión Europea (UE) dentro de 71 días.
Apenas 24 horas después de la histórica derrota que sufrió el martes cuando la Cámara de los Comunes rechazó su texto de salida de la UE, May volvió a enfrentar a los diputados obligada por el líder laborista Jeremy Corbyn, que pretendía precipitar la caída del gobierno a fin de convocar a elecciones anticipadas para arrebatarle el poder al Partido Conservador.
Al término de una dramática sesión de agrios debates que duró más de 6 horas, la moción de Corbyn fue votada por todos los legisladores laboristas, apoyados por nacionalistas escoceses y galeses, liberal demócratas y verdes. Pero tropezó con el bloque formado por la totalidad de diputados tories -incluyendo los 118 conservadores rebeldes que el martes habían votado contra la primera ministra-, a los cuales se sumaron sus aliados del partido unionista norirlandés del DUP.
Durante el duelo retórico con Corbyn, May logró perforar la defensa de su adversario cuando dijo -por ejemplo- que el líder laborista no tenía la “competencia mínima necesaria para dirigir el país”.
A pesar de superar el escollo en el Parlamento, May tiene aún pendiente una espada de Damocles sobre su cabeza. A contar de ayer, se abrió un periodo de tres días hábiles para que presente un “plan B” que permita evitar una salida de la UE sin acuerdo (no deal) el 29 de marzo próximo.
LLAMA A OPOSITORES
Apenas terminada la votación, May invitó a todos los líderes de la oposición para discutir desde anoche mismo una fórmula de salida consensuada con los dirigentes de Bruselas que resulte aceptable para el resto de los partidos.
Jeremy Corbyn anunció que no abordará esa discusión hasta que May no descarte por completo la hipótesis de un Brexit sin acuerdo. Todos los partidos respaldaron esa posición y exigieron una declaración explícita de la primera ministra en ese sentido como condición para participar en las conversaciones destinadas a superar el "impasse" del Brexit.
Tras esas discusiones, Theresa May iniciará una rueda de consultas con los dirigentes de Bruselas. Se estima que, colocada entre la espada y la pared, la primera ministra buscará obtener una flexibilización de los puntos más conflictivos del proyecto de tratado internacional de 585 páginas negociado durante 17 meses por May con las autoridades de Bruselas.
ESCOLLO IRLANDÉS
El mayor obstáculo es el "backstop" (red de seguridad). Esa claúsula, que fue incluida en el proyecto de tratado para evitar el retorno de una frontera física entre Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte (Ulster), debe entrar teóricamente en vigencia en 2021 si Londres y la UE no consiguen llegar a un acuerdo sobre las futuras relaciones comerciales bilaterales. Quienes denuncian esa salvaguarda, exigida por la UE, reclaman una fecha límite de duración.
May también puede pedir a Bruselas una prórroga del plazo límite del 29 de marzo, definido de común acuerdo cuando Londres activó el Artículo 50 que determina las modalidades de salida de la UE. Además, la UE tendría dificultades en prolongar ese plazo hasta más allá de julio próximo, ya que en ese momento entrará en funciones la nueva legislatura del Parlamento Europeo, en la cual el Reino Unido no estará representado.
Si consigue definir un “plan B”, como le ha exigido el Parlamento británico la semana pasada, May debe presentarlo el lunes ante los diputados y obtener la aprobación de la Cámara de los Comunes antes de poder implementar la salida.
LA UE PREPARA CONTINGENCIA
La actual situación multiplicó los temores de una salida desordenada. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, exhortó a Gran Bretaña a “clarificar sus intenciones a la brevedad”. El jefe de los negociadores europeos, Michel Barnier, recordó que el proyecto de tratado había sido negociado “sobre la base de las líneas rojas” definidas por el gobierno británico, lo que significa -en claro- que la UE no está dispuesta a realizar nuevas concesiones.
Por el contrario, las autoridades de Bruselas decidieron intensificar los preparativos para un escenario de “no deal”. La República de Irlanda y Francia también activaron las disposiciones previstas en los planes de contingencia preparados para hacer frente a esa eventualidad.
May no está sola en su desgracia. La moción de censura también fragilizó la posición de Jeremy Corbyn dentro de su partido. Al menos 71 de los diputados le exigieron que reclame la convocatoria de un segundo referéndum. Interesado en provocar la caída de May mediante elecciones anticipadas -que en teoría podrían ser ganadas por los laboristas-, Corbyn se rehusaba hasta ahora a reclamar una nueva votación sobre el Brexit, a pesar de la creciente presión interna.