PARÍS, Francia. En abierto desafío a la política aislacionista de Donald Trump, la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron reafirmaron ayer la voluntad de sus dos países de crear -a largo plazo- un “ejército europeo”.
El gesto de Merkel y Macron cobró especial importancia porque estuvo precedido, en los últimos días, de una gigantesca campaña de “fake news” y teorías conspirativas promovidas por los partidos de extrema derecha de ambos países. A través de las redes sociales llegaron a denunciar a Macron por la supuesta entrega de las regiones francesas de Alsacia y Lorena a Alemania, el sometimiento de la política exterior al designio germano o la imaginaria decisión francesa de compartir entre los dos países la fuerza nuclear y su representación en el Consejo de Seguridad de la ONU.
La voluntad de crear una fuerza militar europea quedó oficializada a través del nuevo tratado de cooperación franco-germano firmado en la ciudad alemana de Aquisgrán. Desde esa ciudad impregnada de historia, que en el siglo XI fue la capital del imperio de Carlomagno, Merkel recordó en su discurso que el documento -de 13 páginas y 28 artículos divididos en ocho capítulos- prevé el desarrollo de una “cultura militar y la creación de una industria militar comunes”.
El tratado, que constituye un complemento del tratado del Elíseo firmado por el general Charles de Gaulle y el canciller alemán Konrad Adenauer el 22 de enero de 1963, contempla la posibilidad de instituir un Consejo franco-alemán de Defensa y Seguridad, y de operar “despliegues conjuntos” en caso de crisis mundiales.
Macron respaldó a Merkel afirmando que la construcción de un verdadero ejército europeo y la definición de una política exterior común “permitirá defendernos contra potencias autoritarias” que han comenzado a surgir en todas partes.
El nuevo compromiso franco-germano prevé una cláusula de solidaridad bilateral en caso de agresión contra uno de los dos países, que refuerza la obligación de “asistencia recíproca” que existe en el pacto de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Ese principio se aplicará igualmente en caso de atentados.
De todos modos, para no herir la susceptibilidad de Donald Trump, los dos países incorporaron al Tratado de Aquisgrán una mención especial a fin de reafirmar su pertenencia incondicional a la OTAN. La idea de una fuerza militar común, expuesta hace algunos meses por ambos dirigentes, provocó la violenta reacción del presidente de EU, Donald Trump, que calificó ese proyecto de “insultante”.
Además de su importancia estratégica, el principal aspecto del nuevo tratado es su significado simbólico, pues sobreviene en un momento de crisis para la Unión Europea (UE), debido la proximidad de las elecciones europeas de mayo y la inminencia del retiro de Gran Bretaña (Brexit): “Por primera vez un estado miembro va a dejar la UE", recordó Merkel con la voz entrecortada por la emoción.
Merkel expuso esa situación al decir que el acercamiento franco-germano responde a la necesidad de hacer frente a los desafíos actuales, marcados por la amenaza de los populismos y nacionalismos.
Las extremas derechas de ambos países denunciaron el acercamiento francogermano como una pérdida de soberanía. Marine Le Pen, líder del partido Reunificación Nacional (ex Frente Nacional), lanzó una ofensiva de tuits y de mensajes por Facebook diciendo que Francia “liquidaba” el rango de gran potencia al compartir con Berlín su representación ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
En la otra orilla del Rin, uno de los líderes del partido xenófobo Alternativa para Alemania (AfD), Alexander Gauland, acusó a los dos países de pretender crear una “súper UE dentro de la UE”.