El presidente estadounidense, Donald Trump, viaja este viernes a la localidad de Calexico, en la frontera con México, tras una semana de amenazas con el cierre del paso para luchar contra la migración irregular, que el jueves suavizó.
"En rumbo a la frontera sur para mostrar una sección del nuevo muro que está siendo construido", dijo en Twitter el presidente estadounidense antes de partir a la localidad californiana, ubicada a unos 300 kilómetros al sur de Los Ángeles.
Trump provocó un revuelo en sectores políticos y empresariales el viernes pasado al advertir a México que cerraría la frontera común "la próxima semana" y "durante mucho tiempo" si no detenía las caravanas de migrantes que se dirigen hacia el norte.
El presidente reculó el jueves y le dio un año a México para frenar el narcotráfico en la frontera antes de imponer aranceles a sus vehículo, aunque sin aclarar si la contención de los migrantes indocumentados también tenía ese plazo.
Aunque horas después, Trump volvió el viernes a advertir a los periodistas que no ha cambiado de opinión, a pesar de que celebró en Twitter que México esté "por primera vez en décadas realizando arrestos importantes de ilegales en su frontera sur, antes de que los migrantes inicien su largo periplo hacia Estados Unidos".
"México ha hecho un trabajo fantástico en los últimos cuatro días, están deteniendo a todo el mundo, ayer detuvieron a 1.400 personas", dijo a los periodistas antes de volar hacia California, aunque en Twitter reiteró las amenazas de imponer aranceles del 25% a los coches procedentes de México en caso de incumplimiento.
Un 80% de las exportaciones de automóviles fabricados en México, importante pilar de su producción manufacturera, tienen como destino Estados Unidos y Canadá.
"Si eso no funciona, voy a cerrar la frontera", amenazó, señalando también que está evaluando establecer sanciones económicas por cerca de 500.000 millones de dólares por las drogas que entran a Estados Unidos.
Un terremoto económico
Trump asegura que hay una emergencia nacional por la afluencia de inmigrantes indocumentados y drogas y que se necesita una acción drástica, pero sus amenazas de un cierre de la frontera generaron preocupación incluso en su propio Partido Republicano, que advirtió sobre las graves consecuencias económicas.
"Cerrar la frontera tendría un impacto potencialmente catastrófico para nuestro país y espero que no haga nada por el estilo", advirtió el líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell.
La frontera entre Estados Unidos y México es de las más transitadas del mundo, con una circulación diaria de cientos de miles de personas y 1.700 millones de dólares en bienes agrícolas, industriales y otros productos de consumo.
Economistas, legisladores y empresarios dijeron esta semana que un cierre sería un terremoto económico que podría provocar miles de despidos, dejar vacías las góndolas de los supermercados en pocos días, clausurar plantas de automóviles y hacer pudrir cargamentos enteros de frutas y verduras.
Desde la puesta en marcha del Tratado Comercial de América del Norte en 1994, renegociado el año pasado a petición de Trump, las economías de los tres países están profundamente imbricadas.
México es la mayor fuente de importaciones agrícolas de Estados Unidos, con cerca de 2,7 millones de toneladas métricas de envíos hacia el norte que nutren al país de alimentos en los meses más fríos en los que los consumidores pueden seguir comiendo sandías, tomates y aguacates.