RAGÚN. Birmania fue escenario de un golpe de Estado, con vehículos blindados en las calles y manifestaciones de algunos partidarios del ejército, una toma del poder sin violencia ni presencia militar masiva que sin embargo puso fin en pocas horas a la joven democracia en el país.
El ejército detuvo a la jefa de hecho del gobierno civil, Aung San Suu Kyi y proclamó el estado de emergencia por un año.
El golpe es necesario para preservar la “estabilidad”, afirmaron los militares, que prometieron en un comunicado en Facebook celebrar elecciones “libres y justas”, al término del estado de emergencia.
El golpe de Estado desató una avalancha de condenas internacionales. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, exhortó a los militares de Birmania a renunciar “inmediatamente” y amenazó con imponer sanciones económicas.
Los militares acusan a la comisión electoral de no haber subsanado las “enormes irregularidades” que se produjeron, según ellos, durante las legislativas de noviembre, que ganó por amplia mayoría el partido de Aung San Suu Kyi, la Liga Nacional para la Democracia (LND), en el poder desde las elecciones de 2015.
Aung San Suu Kyi así como el presidente de la República, Win Myint, y otros responsables del partido fueron detenidos en Naypyidaw, la capital, dijo Myo Nyunt, portavoz de la formación, horas antes de que Parlamento formado tras las últimas elecciones iniciara su primera sesión.
purga en el gobierno
Ayer por la noche, la televisión estatal anunció la destitución de 24 ministros de Aung San Suu Kyi y 11 nombramientos, incluyendo el del exministro de Relaciones Exteriores Wunna Maung Lwin, que ejerció durante el mandato del exgeneral Thein Sein (2011-2016).
Los militares acordonaron las carreteras alrededor de la capital con tropas, camiones y vehículos blindados de transporte mientras los helicópteros militares sobrevolaban la ciudad. Asimismo, actuaron rápidamente para reprimir la disidencia, restringiendo las comunicaciones por internet y por teléfono móvil en el país.
Los bancos tuvieron que cerrar, pero algunos tenían previsto abrir hoy.
El ejército declaró, a través de su propio canal de televisión, el estado de emergencia durante un año y anunció que el exgeneral Myint Swe sería el presidente en funciones durante el ese periodo.
Al caer la noche, las calles de Rangún, la antigua capital que sigue siendo el centro económico del país, estaban desiertas.
“Temo que esto dure más (...) hay que prepararse para lo peor”, comentó Lamin Oo, un cineasta de 35 años.
El ejército se comprometió a celebrar nuevas elecciones tras el estado de excepción de un año. “Pondremos en funcionamiento una auténtica democracia pluripartidista”, declaró en un comunicado en Facebook.
Antes de su detención, Aung San Suu Kyi instó en un mensaje a la población a “no aceptar el golpe de Estado”, según una carta publicada en Facebook.
El ejército intenta “volver a sumir al país bajo la dictadura militar”, escribió, según esta declaración, pidiendo a la población que “proteste unánimemente”.
Además de Estados Unidos, Reino Unido, la Unión Europea, países asiáticos y otros, denunciaron el golpe, mientras China se limitó a pedir a las partes implicadas “solucionar sus diferendos”.
El Consejo de Seguridad de la ONU celebrará hoy una reunión de emergencia a puerta cerrada sobre la situación del país.
Birmania salió hace apenas diez años de un régimen militar que dirigió el país durante casi medio siglo. Los dos últimos golpes de Estado desde la independencia del país en 1948 se remontan a 1962 y 1988.
Los militares denunciaban desde hace semanas más de una decena de millones de casos de fraudes en las legislativas de noviembre.
Los temores aumentaron cuando el jefe del ejército, el general Min Aung Hlaing, declaró que la Constitución podría ser “revocada” bajo ciertas circunstancias.