SAN DIEGO. Tres años después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó la construcción de su "gran y hermoso muro" en la frontera con México el proyecto está lejos de concretarse, tanto en forma como en tiempo, pues la obra no acabará antes de que se cumpla su primer mandato.
Hoy se cumplan tres años de la firma de aquella orden ejecutiva, se habrá reforzado la seguridad de unos 162 kilómetros de línea fronteriza, pero no a través de un muro de hormigón, como aseguró Trump, sino por medio de una valla de acero que en gran medida reemplaza construcciones anteriores y lejos en todo caso del plan de completar 724 kilómetros para fines de 2020.
Poco más de un centenar de kilómetros que equivale al 0.04% de una frontera de casi tres mil 180 kilómetros de frontera con México, a las que se añaden 214 kilómetros que se hallan en construcción, de acuerdo a la Patrulla Fronteriza.
Hace dos semanas, el secretario interino del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Chad Wolf, celebró en Yuma (Arizona) el "nuevo" muro fronterizo, que reemplaza anticuadas barreras por una "moderna" que incluye tecnología de punta como sensores, cámaras de vigilancia y mejor acceso para los agentes fronterizos.
En el acto se develó una placa en la que se califica de un "importante logro" la nueva valla, pero a juicio de expertos es un mensaje para los electores de Trump que viven físicamente alejados de la frontera, precisamente en un año electoral.
Y en estos meses antes de las elecciones presidenciales de noviembre próximo, en las que buscará la reelección, el tema migratorio se prevé como uno de los aspectos claves de su campaña.