Hablando desde fuera del país quince días después del comienzo de la invasión de Ucrania, el rapero ruso Oxxxymiron publicó un mensaje de video que decía: “Hay decenas de millones de rusos que están categóricamente en desacuerdo con esta guerra, y eso debería decirse tan alto como sea posible". El artista estaba anunciando una serie de conciertos benéficos contra la guerra, bajo el lema “Russians against War” (RAW).
El primer concierto, que se llevó a cabo en Estambul el 15 de marzo, recaudó 30 mil dólares para los refugiados ucranianos, y el segundo, llevado a cabo en el O2 Shepherd's Bush Empire de Londres, el 24 de marzo, recaudó 50 mil más.
Pero Oxxxymiron es solo uno de los muchos músicos rusos que utilizan su plataforma para hacer campaña contra la invasión rusa de Ucrania.
Sergey Khavro es otro. El productor de un estilo de synth-pop bajo el nombre de Parks, Squares and Alleys publicó en su página de Facebook:
“Putin invadió Ucrania y convirtió su llamada operación especial en un genocidio masivo… Fue el colmo que nos obligó a mí y a mi familia a abandonar Rusia y comenzar una nueva vida en Georgia… No voy a publicar nada nuevo hasta que termine esta guerra (...) Todas mis donaciones de Bandcamp y Spotify se destinarán al centro de caridad United Help Ukraine".
Otros raperos influyentes como Morgenshtern (quien hizo las maletas en diciembre de 2021) y Face también abandonaron el país como protesta. Este último declaró que nunca volvería a Rusia y pidió perdón al pueblo ucraniano.
Ellos son sólo de los muchos productores culturales que abandonaron Rusia en el último mes. Por cuánto tiempo, no lo saben: el extranjero es por ahora un lugar desde el cual pueden articular la disidencia sin temor a represalias estatales.
Si bien su situación no se compara con la que viven sus colegas ucranianos, los músicos rusos se encuentran en condiciones precarias que se asemejan cada vez más a la época soviética. Una vez más, los artistas vistos como "inconvenientes" están siendo relegados a la clandestinidad y el panorama cultural independiente de Rusia se está erosionando.
Dos años de COVID y ahora la guerra y sus sanciones han paralizado una industria musical que en los últimos años había tratado de desarrollar infraestructura internamente y tender puentes externamente.
La próspera escena de la década pasada, que dio forma a una comunidad alternativa en Rusia y que ofreció una versión diferente del país en el extranjero, se siente como un vago recuerdo:
“Lo hemos perdido todo”, escribe el periodista musical Nikolai Redkin, y “los que no se han ido no tienen fuerzas para crear nada”. La clase creativa de Rusia, que durante años ha sido la que más ha expresado su oposición a Putin, puede tardar algún tiempo en reagruparse.
Una mezcla de desesperanza y protesta hace inapropiado continuar con actividades musicales, y varios músicos han cancelado sus giras: este no es momento para “distraerse” y “entretenerlos”, dijo la estrella del pop Monetochka a sus seguidores en las redes sociales.
La popular banda Akvarium también ha suspendido todos sus conciertos. Su líder, Boris Grebenshchikov a menudo es visto como el Bob Dylan de Rusia y fue incluido repetidamente en la lista negra durante la época soviética por disidencia. Akvarioum ha sido prohibido nuevamente por llamar a la guerra en Ucrania "una locura".
Mumiy Troll, una de las bandas de rock más influyentes de Rusia de los últimos 30 años, decidió hacer una pausa indefinida en vivo: "la música se murió", comunicaron en Facebook.
A pesar de las nuevas leyes que establecen hasta 15 años de prisión por la difusión de propaganda antirrusa “falsa”, los músicos se han opuesto a la guerra en diversos grados. Algunos han usado sus canales de redes sociales, otros se han unido a mítines callejeros. Muchos han firmado peticiones instando a Putin a detener la guerra.
Otros han cuestionado lo que está sucediendo a través de su arte. La estrella de rock Zemfira lanzó un nuevo video para la canción Ne strelyaite (Don't Shoot) mientras eliminaba todo lo demás de su canal. Al hacer esto, está resaltando deliberadamente imágenes de la destrucción causada por la invasión rusa de Ucrania combinada con la represión de las manifestaciones contra la guerra en Rusia. Zemfira ahora también está en el extranjero.
No obstante, los músicos que han decidido continuar con sus actividades argumentan que la música funciona como un refugio emocional en tiempos oscuros y una herramienta para crear un sentido alternativo de pertenencia. Especialmente en la escena independiente, los músicos están atrapados entre la espada y la pared. Si bien muchos se oponen a las decisiones de su gobierno, dicen que también necesitan retomar sus actividades musicales por razones económicas.
* Becario postdoctoral MHRA, Universidad de Manchester.
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