WASHINGTON. Los republicanos en la Cámara Baja de Estados Unidos profundizaron su división después de que se postergó por segundo día, hasta las doce del mediodía de hoy, la séptima votación de su nuevo presidente, después de que el republicano Kevin McCarthy volviera a fallar tres veces en su intento por hacerse con el cargo.
La decisión se produjo apenas unas horas después de que la propia cámara acordara aplazar hasta última hora de la tarde el proceso para elegir al sucesor de la demócrata Nancy Pelosi, y ante la falta de acuerdo entre McCarthy y sus oponentes del ala más conservadora del Partido Republicano.
Ni siquiera el apoyo del expresidente Donald Trump a McCarthy logró el respaldó de los ultras, agrupados en el llamado Freedom Caucus.
“Algunas conversaciones muy buenas tuvieron lugar anoche, y ahora es el momento de que todos nuestros GRANDES miembros republicanos VOTEN POR KEVIN, CIERRE EL TRATO, TOME LA VICTORIA”, dijo Trump en una publicaciónen la plataforma de redes sociales Truth Social. “REPUBLICANOS, NO CONVIERTAN UN GRAN TRIUNFO EN UNA DERROTA GIGANTE Y VERGONZOSA”.
Pero después de tres rondas de votaciones el martes y otras tres ayer, el político californiano no logró los 218 votos necesarios para presidir la Cámara Baja.
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El republicano obtuvo 201 votos, mientras que el candidato demócrata Hakeem Jeffries obtuvo 212 votos. Los 20 republicanos ultras votaron a favor del candidato Byron Donalds. El organismo no puede operar sin un “speaker”, la tercera autoridad del país, después del presidente, Joe Biden, y de la vicepresidenta, Kamala Harris, quien preside el Senado.
El reglamento no contempla otra alternativa a que se sigan repitiendo votaciones hasta que alguien logre la mayoría necesaria. Es la primera vez desde 1923 que la Cámara Baja no logra nombrar a su presidente en una primera votación.
Los ultraderechistas reclaman a McCarthy no haber negociado con ellos una reforma del reglamento de los debates ni los nombres para liderar los comités del Congreso en la nueva legislatura.
También se negaron a apoyar a un legislador al que consideran ideológicamente poco fiable. McCarthy aseguró a mitad de la última votación de ayer que no quería una séptima el miércoles, alegando que todavía no se ha llegado a unacuerdo, a pesar de que hay avances, ya que los legisladores se han reunido a puerta cerrada.
“Probablemente sea lo mejor: dejarque la gente trabaje un poco más. No creo que el voto de esta noche haga algo diferente, pero creo que el voto en el futuro sí lo hará”, aseguró el representante republicano en declaraciones a los periodistas. Sin embargo, no estaba claro qué camino -si es que existe alguno- tiene para asegurar una mayoría.
Poco antes de la decisión de postergarel proceso hasta hoy, el grupo de financiación vinculado a McCarthy Congressional Leadership Fund (CLF) llegó a un acuerdo para no invertir dinero en campañas donde los republicanos tengan asegurado el escaño, una demanda clave de los republicanos díscolos.
Algunos de estos representantes acusan a McCarthy de financiar a candidatos más moderados en las elecciones de medio mandato de noviembre, en las que los conservadores lograron arrebatarle el control de la Cámara de Representantes a los demócratas pero se quedaron lejos delos buenos resultados que muchos medios auguraban.
Inicio desalentador
A pesar de las concesiones, los opositores a McCarthy dijeron que la lucha por el liderazgo podría prolongarse durante semanas.
Al medio día de ayer, el presidente estadounidense, el demócrata Joe Biden ,afirmó que la dificultad de los republicanos para elegir al presidente de la Cámara de Representantes era “vergonzosa”.
La lucha por el liderazgo ha supuesto un comienzo desalentador para la nueva mayoría republicana en la Cámara, después de que el partido logró una ajustada mayoría en la cámara -222 a 212- en las elecciones legislativas de noviembre.
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La votación es también un revés para Trump, que no logró convencer a suscompañeros republicanos para dejar de lado sus diferencias.
La lucha interna subraya los retos a los que podría enfrentarse el partido en los próximos dos años, antes de las elecciones presidenciales de 2024.
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