MANAGUA, Nicaragua. Nicaragua vivió ayer un paro general convocado por una alianza opositora para presionar al presidente Daniel Ortega a cesar la represión, que ha recrudecido en las últimas semanas contra los manifestantes y que dejan 157 muertos en casi dos meses de protestas. En Managua, el paro parecía general con calles desoladas, algunos autobuses de transporte público circulando casi vacíos y presencia policial en varios puntos de la ciudad.
El paro de 24 horas fue convocado el martes por la opositora Alianza Nacional por la Justicia y la Democracia, que agrupa a empresarios, estudiantes y sectores de la sociedad civil, como una forma de presionar al gobierno a detener los violentos ataques contra manifestantes y pobladores, a manos de fuerzas antichoques y "turbas" afines al gobierno.
Los mercados, supermercados, tiendas, gasolineras y pequeños expendios de comida en los barrios de Managua tampoco abrieron sus puertas, mientras que en los colegios públicos los maestros se quedaron esperando a los alumnos.
El paro fue antecedido por nuevos ataques en barrios de la capital y la Universidad Autónoma de Nicaragua (UNAN), una trinchera de los estudiantes que protestan contra el gobierno, según la oposición.
También se produjeron enfrentamientos en las ciudades de Jinotepe, Diriamba, León, Nagarote y Masatepe.
En Masatepe, departamento de Masaya, ataques de paramilitares "dejaron cuatro muertos y numerosos heridos", dijo el secretario general de la Asociación Nicaragüense Pro-derechos humanos (ANPDH), Álvaro Leiva.
Mientras tanto, la Presidencia de la República informó que el mandatario Daniel Ortega no estará hoy en la reanudación del diálogo nacional.