GINEBRA. La actual crisis sanitaria por la pandemia convirtió a muchos países, especialmente los más pobres, en “rehenes” de farmacéuticas, que imponen precios, plazos de entrega de dosis y hasta exigen inmunidad legal, denunciaron hoy en una rueda de prensa representantes de varias ONG.
“Muchos gobiernos latinoamericanos, por ejemplo, están a merced de las compañías farmacéuticas, y se ven obligados a aceptar cualquier condición”, lamentó al respecto el coordinador de la Campaña de Acceso a Medicamentos Esenciales de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Brasil, Felipe De Carvalho.
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La abogada de derechos humanos Fatima Hassan, de la Iniciativa para una Justicia Sanitaria, agregó que estos países “tienen que aceptar una distribución limitada, una escasez creada artificialmente, pagar los precios que les pidan y encima de eso permiten el secretismo y acuerdos que eximen de responsabilidad”.
De Carvalho subrayó que esta situación ha provocado que en países como Brasil o México se hayan tenido que interrumpir las campañas de vacunación por falta de dosis, que el Gobierno brasileño haya pagado precios más altos que sus homólogos europeos por las vacunas de AstraZeneca, o que las farmacéuticas hayan pedido a Argentina cambiar sus leyes a cambio de distribuir sus vacunas.
Por su parte, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea acordaron seguir trabajando en el desarrollo de un “pasaporte de vacunación”, cuyo desarrollo a nivel técnico necesitará al menos tres meses, pero siguen divididos sobre si debería ser usado para facilitar desplazamientos y viajes este verano.
La puesta en marcha de un certificado de vacunación con fines médicos es una iniciativa que comparten todas las capitales, pero difieren en el uso que se dará a la herramienta, y en especial si servirá para facilitar el turismo, como piden los países del Sur, cuyas economías dependen en gran medida de este sector.
En Israel cientos de personas se manifestaron contra las medidas gubernamentales para incentivar la vacunación, que a partir de esta semana incluyen un pase verde que permite acceso exclusivo. Acusaban de instalar un régimen de apartheid que marginará a quienes no quieran ser vacunados y otros hasta compararon el pase verde con las marcas que debían llevar los judíos en la Alemania nazi.