Nueva York: la ciudad que nunca duerme. Ese es el famoso mote que recibe la capital financiera, cultural, y de la moda del hemisferio occidental y, presumiblemente, del mundo. Es la máxima expresión del imperialismo yankee con sus inmensos rascacielos, agitado ritmo de vida, pluriculturalidad, y vasta gama de actividades. Es la ciudad más poblada de EU y cuenta con los mejores sistemas de salud y educación de la unión americana.
Esta increíble urbe se encuentra hoy amenazada por un virus de facilísima transmisión que llegó silenciosamente a través de dos personas que tuvieron contacto inadvertido con personas contagiadas y realizaron todas sus actividades cotidianas durante unos días, hasta que cayeron bajo los efectos de la enfermedad. Nueva York es ahora el foco rojo de propagación del coronavirus en el continente y la situación de contagio no disminuirá.
Las autoridades estatales y locales de Nueva York debatieron durante semanas cuáles serían los protocolos de actuación para detener la propagación sin paralizar la ciudad. El viernes 20 de marzo, el gobernador Cuomo decretó la suspensión absoluta de actividades “no esenciales” que pudieren comprometer el estado de salud de la sociedad, a sabiendas de las terribles implicaciones económicas.
Los hospitales están sobresaturados por la cantidad de personas acudiendo a hacerse pruebas de COVID-19. La situación es tan grave que solicitan a las personas únicamente acudir a las salas de emergencia si sus síntomas son de absoluta urgencia porque no hay suficiente personal, camas, ni ventiladores para hacer frente a la situación.
La emergencia ha resultado ser tan grave que los propios gobiernos municipales fronterizos de los principales puntos de acceso a EU han solicitado a los gobiernos estatales mexicanos que repliquen las mismas medidas sanitarias, y no las que el gobierno federal mexicano simplemente ha desatendido por omisión o negligencia.
Los casos evidentes y alarmantes de China, Irán, Italia, España, Francia, y ahora EU, han pasado de noche para las autoridades mexicanas. ¿¡Alguien sabe dónde se escondió nuestro Secretario de Salud!? Nadie sabe, pero tanto él como su vocero oficialista, el subsecretario López-Gatell, sólo han sido reactivos ante una eminente catástrofe sanitaria que eventualmente será financiera para México.
Esto ocurre en una situación de muy alto riesgo para México debido a que los principales ingresos de nuestro país se encuentran por los suelos: el petróleo ya no es negocio -adiós Dos Bocas-, el turismo está disminuyendo, las cadenas de producción se están desplomando por la falta de inversión privada e incentivos fiscales del gobierno mexicano, y las remesas están por caer, debido a los despidos masivos causados por el coronavirus en los EU.
Sin embargo, veo al gobierno mexicano dormido en sus laureles. El COVID-19 no es grave sólo por su alto margen de contagio, sino por todas las implicaciones financieras que tendrá y me preocupa que las únicas personas que realmente se ocupan para disminuir el contagio en este momento provienen de la sociedad civil, no del gobierno y tampoco en la medida necesaria para evitar sus complicaciones.
Nueva York, la ciudad que nunca duerme, no actuó a tiempo y hoy sus ojos están cerrados. Espero México no se duerma y logre reaccionar a tiempo.
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