/ domingo 12 de abril de 2020

Pareja de Assange, y madre de sus hijos, pide su libertad condicional

La surafricana Stella Moris, de 37 años, ha roto su anonimato y el de sus hijos, Gabriel, de tres, y Max, de uno

La pareja de Julian Assange, que tuvo dos hijos suyos mientras el fundador de WikiLeaks estaba refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, ha pedido hoy su puesta en libertad condicional, ya que teme por su vida en la cárcel londinense de Belmarsh, donde está en prisión preventiva.

La surafricana Stella Moris, de 37 años, ha roto su anonimato y el de sus hijos, Gabriel, de tres, y Max, de uno, para explicar su situación en un vídeo en YouTube y solicitar a la Justicia británica la liberación de su novio, un año después de que Ecuador le retirara el asilo y él fuera detenido por la policía del Reino Unido.

Moris dice que Assange, de 48 años, está "al borde" de que le pase algo en la cárcel de alta seguridad, pues, a los problemas de salud física y mental contraídos tras casi diez años de confinamiento sin haber sido condenado por ningún delito, se añade el riesgo de contagiarse del nuevo coronavirus.

La jueza Vanessa Baraitser de la corte de magistrados de Westminster rechazó el 25 de marzo la petición de la defensa del informático de que saliera en libertad condicional, y fijó para el 18 de mayo el inicio de la segunda parte de su juicio de extradición a Estados Unidos, pese a las dificultades para prepararlo en las circunstancias restrictivas actuales.

Assange afronta en EU 18 cargos de espionaje e intrusión informática por la difusión en WikiLeaks en 2010-2011 de documentos secretos que revelaron crímenes de guerra en Afganistán e Irak, el maltrato de presos en el centro de detención extrajudicial de Guantánamo y abusos de derechos humanos en todo el mundo.

El australiano, que se declara inocente y dice que se limitó a ejercer una labor periodística, rechaza su entrega con el argumento de que no tendrá un juicio justo en ese país, que ha indicado ya que no le aplicará la primera enmienda de su Constitución, que protege la libertad de expresión.

Arrestado inicialmente en 2010 en Londres a instancias de Suecia por un caso de presuntos delitos sexuales hoy archivado, Assange ha pasado casi una década confinado, primero bajo arresto domiciliario, después en la embajada de Ecuador y ahora en Belmarsh a la espera de que se resuelva este proceso.

Además de la declaración remitida al juzgado, Moris aparece en un vídeo donde se la ve con los dos niños, que juegan felices mientras ella es entrevistada y lamenta las dificultades que atraviesan.

Conteniendo apenas la emoción, cuenta cómo en 2011 conoció a Assange cuando le ayudó, junto con su equipo de abogados, incluido el jurista español Baltasar Garzón, a preparar su caso, y cómo en 2015, estando él asilado en la embajada, iniciaron una relación sentimental.

Aunque para el resto del mundo "pueda parecer una locura" tener hijos en esas condiciones, para ellos fue "lo cuerdo", pues les permitió vislumbrar una vida y un futuro fuera de la prisión, explica la abogada.

Moris lamenta también los continuos ataques a que se somete a su pareja, por parte de los políticos y la prensa, siempre mostrando "un lado negativo" y tratando de destruir su imagen.

El juicio de extradición de Assange podría prolongarse durante años, pues tanto la defensa como la Fiscalía, que representa a la Justicia estadounidense, podrán recurrir el dictamen del tribunal de Westminster, previsiblemente hasta el Tribunal Supremo.


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La pareja de Julian Assange, que tuvo dos hijos suyos mientras el fundador de WikiLeaks estaba refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, ha pedido hoy su puesta en libertad condicional, ya que teme por su vida en la cárcel londinense de Belmarsh, donde está en prisión preventiva.

La surafricana Stella Moris, de 37 años, ha roto su anonimato y el de sus hijos, Gabriel, de tres, y Max, de uno, para explicar su situación en un vídeo en YouTube y solicitar a la Justicia británica la liberación de su novio, un año después de que Ecuador le retirara el asilo y él fuera detenido por la policía del Reino Unido.

Moris dice que Assange, de 48 años, está "al borde" de que le pase algo en la cárcel de alta seguridad, pues, a los problemas de salud física y mental contraídos tras casi diez años de confinamiento sin haber sido condenado por ningún delito, se añade el riesgo de contagiarse del nuevo coronavirus.

La jueza Vanessa Baraitser de la corte de magistrados de Westminster rechazó el 25 de marzo la petición de la defensa del informático de que saliera en libertad condicional, y fijó para el 18 de mayo el inicio de la segunda parte de su juicio de extradición a Estados Unidos, pese a las dificultades para prepararlo en las circunstancias restrictivas actuales.

Assange afronta en EU 18 cargos de espionaje e intrusión informática por la difusión en WikiLeaks en 2010-2011 de documentos secretos que revelaron crímenes de guerra en Afganistán e Irak, el maltrato de presos en el centro de detención extrajudicial de Guantánamo y abusos de derechos humanos en todo el mundo.

El australiano, que se declara inocente y dice que se limitó a ejercer una labor periodística, rechaza su entrega con el argumento de que no tendrá un juicio justo en ese país, que ha indicado ya que no le aplicará la primera enmienda de su Constitución, que protege la libertad de expresión.

Arrestado inicialmente en 2010 en Londres a instancias de Suecia por un caso de presuntos delitos sexuales hoy archivado, Assange ha pasado casi una década confinado, primero bajo arresto domiciliario, después en la embajada de Ecuador y ahora en Belmarsh a la espera de que se resuelva este proceso.

Además de la declaración remitida al juzgado, Moris aparece en un vídeo donde se la ve con los dos niños, que juegan felices mientras ella es entrevistada y lamenta las dificultades que atraviesan.

Conteniendo apenas la emoción, cuenta cómo en 2011 conoció a Assange cuando le ayudó, junto con su equipo de abogados, incluido el jurista español Baltasar Garzón, a preparar su caso, y cómo en 2015, estando él asilado en la embajada, iniciaron una relación sentimental.

Aunque para el resto del mundo "pueda parecer una locura" tener hijos en esas condiciones, para ellos fue "lo cuerdo", pues les permitió vislumbrar una vida y un futuro fuera de la prisión, explica la abogada.

Moris lamenta también los continuos ataques a que se somete a su pareja, por parte de los políticos y la prensa, siempre mostrando "un lado negativo" y tratando de destruir su imagen.

El juicio de extradición de Assange podría prolongarse durante años, pues tanto la defensa como la Fiscalía, que representa a la Justicia estadounidense, podrán recurrir el dictamen del tribunal de Westminster, previsiblemente hasta el Tribunal Supremo.


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