A dos meses de la fecha prevista para el Brexit, la primera ministra Theresa May obtuvo el martes el apoyo de los diputados británicos, que habían tumbado estrepitosamente su acuerdo con Bruselas, para reabrir la negociación con una Unión Europea más que reticente.
Por 317 votos a favor y 301 en contra, el Parlamento aprobó una enmienda presentada por un diputado euroescéptico conservador que pedía modificar el texto negociado durante 17 meses con la UE, en particular en lo que refiere al controvertido mecanismo para evitar una frontera dura en la isla de Irlanda.
"El gobierno redoblará ahora sus esfuerzos para obtener un acuerdo que esta cámara pueda respaldar", aseguró inmediatamente May, quien había pedido un "mandato lo más claro posible" para reabrir la negociación con los líderes europeos.
La propuesta de May consiste en revisar por completo el punto más conflictivo del acuerdo estrepitosamente rechazado hace dos semanas: el denominado "backstop", un dispositivo destinado a evitar una nueva frontera en la isla de Irlanda para preservar el acuerdo de paz del Viernes Santo, que en 1998 puso fin a tres décadas de sangrientos enfrentamientos entre católicos republicanos y protestantes unionistas.
Negociar tal cambio no será fácil, implicará reabrir el Acuerdo de Retirada, un movimiento por el que sé que nuestros socios europeos tienen un apetito limitado, pero creo que con un mandato de esta cámara (...) puedo lograr tal cambio antes de nuestra salida de la UE
Sin embargo, la batalla parece muy lejos de estar ganada y se abre la puerta para un diálogo de sordos.
El Acuerdo de Retirada no es renegociable. Las conclusiones de la cumbre europea de diciembre son muy claras sobre este punto