HONG KONG. China concentró fuerzas en Shenzhen, ciudad fronteriza con Hong Kong, en medio de la escalada de la crisis por las manifestaciones prodemocracia en la que Donald Trump espera que Pekín actúe con “humanidad” por el bien de la negociación comercial entre ambas potencias.
Cientos de efectivos de la Policía Armada Popular de China realizaron maniobras ayer en un estadio deportivo, mientras que el Departamento de Estado estadounidense expresó su preocupación de que puedan ser desplegados para disolver las protestas que afectan a Hong Kong.
La policía realizó ejercicios en los que se dividían en dos grupos, uno con camisetas negras similares a los que visten los manifestantes en Hong Kong. El otro siguió vestido con uniforme y usó escudos de control de multitudes para practicar cargas contra el primer grupo.
“Es la primera vez que he visto un encuentro a tan gran escala”, dijo Yang Ying, una recepcionista en un centro de salud dentro del complejo deportivo.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró estar muy preocupado por el riesgo de que haya una represión violenta de las protestas y dijo que tiene programado hablar “pronto” con el presidente chino, Xi Jinping.
“Si el presidente Xi se reuniera directa y personalmente con los manifestantes, habría un final feliz y promisorio para el problema de Hong Kong. ¡No tengo dudas!”, tuiteó Trump.
“Me gustaría de verdad ver a China resolver de una forma humana el problema en Hong Kong”, dijo más tarde a periodistas en la Casa Blanca. Trump se ha mostrado reticente a criticar la postura de China sobre Hong Kong, indicando que considera los disturbios como un asunto interno de Pekín, mientras se concentra en las negociaciones para resolver la guerra comercial.
“Por supuesto, China quiere alcanzar un acuerdo. ¡Dejémosles primero solucionar humanamente lo de Hong Kong!”, tuiteó Trump el miércoles.
El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton, pidió por su lado a China no generar una “nueva” Tiananmen, en alusión a la sangrienta represión de manifestantes en esa plaza de Pekín hace 30 años.
En respuesta, el embajador de China en Londres, Liu Xiaoming, advirtió que Pekín “no se quedará cruzada de brazos” si la situación “empeora” y se vuelve “incontrolable”, señalando que tiene “suficientes medios y suficiente poder para reprimir los disturbios rápidamente”.
Millones de personas salieron a las calles a principios de junio en rechazo a un proyecto de ley que autorizaba las extradiciones a China, en manifestaciones que han derivado en reinvidicaciones por el retroceso de las libertades y la injerencia de Pekín.
Ayer, más de 350 funcionarios de rango medio de Hong Kong amenazaron con ir a la huelga si el gobierno mantiene su actitud pasiva ante las demandas de los manifestantes.
Según el diario hongkonés South China Morning Post, este grupo de empleados públicos presentó, por segunda vez en menos de un mes, una solicitud oficial al Ejecutivo; en esta ocasión, aseguran estar “totalmente indignados” con lo que consideran un uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía a la hora de responder ante las manifestaciones.
En tanto, el gobierno hongkonés rebajó sus perspectivas de crecimiento económico y estimó que el Producto Interior Bruto (PIB) de la ciudad crecerá entre el 0 y el 1% en 2019 debido a “fuertes vientos en contra”, lo que provocaría su entrada en recesión técnica.