El líder socialista español, Pedro Sánchez, logra, con su victoria en las elecciones de este domingo, la culminación de un proceso inédito de resurrección política, en el que ha sumado numerosos altibajos y obstáculos ante los que nunca se rindió.
Sánchez, que a sus 47 años ha convertido a la resistencia en su seña de identidad, ganó los comicios de este domingo por 123 escaños frente a los 66 de sus oponentes del Partido Popular (PP), con una diferencia de algo más de tres millones de votos.
Casado, con dos hijas, doctor en Económicas, jugador de baloncesto en su juventud, hace solo dos años que Sánchez se hizo con las riendas del PSOE, por segunda vez, con un proyecto de izquierdas y una candidatura que ilusionó a las bases más rebeldes e inconformistas.
Hoy ha ganado las elecciones generales con su perfil más "moderado, sensato y cabal", como le gusta decir.
Y ahora ha conseguido lo que más falta le hacía: ser el más votado por los españoles en las urnas y callar a los que le han estado llamando "okupa" desde que accedió a la Moncloa hace once meses tras una moción de censura.
Pedro Sánchez se convirtió el 1 de junio pasado en el primer presidente del Gobierno de España en acceder al cargo por medio de una moción de censura parlamentaria, ganada al conservador Mariano Rajoy, entonces líder del Partido Popular.
Solo disponía de 84 de los 350 diputados del Congreso y su partido estaba a la baja en las encuestas. Entonces decidió que era su momento, jugar fuerte contra el PP -un partido acosado por la corrupción- y conseguir que otros grupos parlamentarios de izquierda, independentistas catalanes y nacionalistas vascos lo apoyaran para sumar la mayoría parlamentaria que necesitaba para ser el nuevo gobernante español.
Jugador de baloncesto en la juventud, aprendió que un lanzamiento a canasta en el último segundo puede decidir un partido y esto servía para la política.
El Partido Socialista (PSOE) gobernó en una anterior etapa desde 2004, pero se hundió en las elecciones de 2011, cuando obtuvo 110 diputados de los 350 del Congreso.
Sánchez, que era un simple diputado, fue elegido secretario general del PSOE en 2014 con la esperanza de que los socialistas recuperaran pronto el Gobierno, pero los resultados electorales tampoco acompañaron en 2015 (90 diputados) y menos aún en 2016 (84), por detrás del PP, que siguió gobernando.
En octubre de 2016, una fuerte división interna del PSOE provocó la dimisión de Sánchez como diputado y líder del partido, pues se oponía a que los socialistas se abstuvieran para facilitar que Rajoy pudiera ser de nuevo presidente del Gobierno, en contra de la opinión de importantes líderes regionales de la formación.
Pero Sánchez no cayó en la desesperanza, sino que se echó a la carretera para reunirse con militantes de todo el país y siete meses después, en 2017, volvió a ser elegido secretario general socialista gracias al voto de la militancia, aunque con la oposición de amplios sectores de la dirección.
Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales y doctor en Economía y Empresa, finalmente el líder socialista accedió al poder en 2018 y formó un gobierno que él calificó de "feminista, ecologista, europeísta y social", con la mayor proporción de mujeres de cualquier Ejecutivo del mundo.
A pesar de su debilidad parlamentaria, las polémicas sucesivas que han rodeado a su Gobierno y la oposición implacable de PP y Ciudadanos (liberal), Sánchez trató de alargar su mandato para agotar la legislatura, que debía terminar en el verano de 2020 con el impulso a numerosas medidas sociales.
Pero tuvo que convocar elecciones el 15 de febrero, justo después de que el Parlamento rechazase su propuesta de Presupuestos para 2019.
Y todo este recorrido se resume en su libro "Manual de resistencia", publicado en febrero pasado y en el que el presidente rememora su agitada trayectoria política.
En ella ha acuñado su famosa expresión "No es no", que expresa claramente su determinación para evitar que Rajoy siguiera gobernando hace casi un año, cuando Sánchez logró un heterogéneo apoyo de grupos de izquierda y nacionalistas.