/ martes 2 de julio de 2019

Periodistas turcos, blanco de agresiones en medio de un clima hostil

Turquía ocupa el puesto 157 de la libertad de prensa en la lista de Reporteros sin Fronteras que denuncia que las agresiones suelen no ser castigadas ni condenadas

Tras sufrir 28 agresiones a puñetazos, patadas o bates de béisbol, el periodista turco Hakan Denizli creía haber pasado lo peor, pero en mayo le dispararon cuando llevaba a su nieto de cuatro años a la guardería.

"Me subía al carro, la ventanilla estaba bajada. Ellos vinieron, me dispararon y se fueron", cuenta fríamente el periodista, fundador del diario Egemen en Adana, en el sur de Turquía.

Lejos de ser un caso aislado, la agresión de Denizli es parte del recrudecimiento de la violencia contra los periodistas en Turquía, con seis ataques en el mismo número de semanas en la primavera pasada. Muchos señalan a la clase política.

Turquía ocupa el puesto 157 de la libertad de prensa en la lista de Reporteros sin Fronteras (RSF), que denuncia que las agresiones suelen no ser castigadas ni condenadas.

Una demanda de investigación parlamentaria de los ataques de las últimas semanas fue rechazada por el partido en el poder y su aliado nacionalista MHP.

Un abierto detractor del gobierno, Yavuz Selim Demirag, del diario Yeniçag, fue apaleado el 10 de mayo frente a su casa por un grupo armado con bates de béisbol, que lo dejaron con parte de la caja toráxica fracturada.

"Cuando estornudo, toso o me levanto, me duele", cuenta.

El periodista de 61 años responsabiliza a un anuncio publicado en una página por el MHP en varios periódicos el año pasado.

El texto mencionaba el nombre de periodistas bajo el título "Calumnias, denuncias, acusaciones". Dos de los periodistas nombrados, entre ellos Demirag, fueron atacados.


La Fiscalía dice investigar, pero seis sospechosos fueron liberados poco después de ser arrestados.

"Ser periodista en Turquía es difícil, atacar periodistas es heroico", deplora Demirag.

Periodistas de oposición están sometidos a una presión permanente de las autoridades judiciales.

Un mes después de haber sido atacado, Demirag fue brevemente encarcelado tras acusado de insultar al presidente Recep Tayyip Erdogan el año pasado. Actualmente está en libertad condicional.

Denizli dice cargar con "entre 24 o 25" casos judiciales sobre su espalda.

"No me intimido. Y las balas que he recibido son mi medalla de honor porque estoy haciendo lo correcto", afirma.

Los periodistas están potencialmente en peligro, pero las reacciones a menudo reflejan el feroz sectarismo de la política turca.


El gobierno guardó silencio sobre la agresión contra Demirag, pero la presidencia denunció inmediatamente el ataque a un periodista islamista, Murat Alan, golpeado en Estambul el 14 de junio tras llamar a los generales turcos "burros".

Idris Ozyol, periodista basado en Antalya (sud), recibió una llamada del ministro de Relaciones Extranjeras, Mevlüt Cavusoglu. Según él, el ministro acusó al MHP.

"Un brazo del gobierno ataca, el otro envía mensajes que dicen que 'estamos muy tristes'", dice.

El representante de RSF en Turquía, Erol Onderoglu, denuncia una situación "profundamente hipócrita", especialmente después de las duras críticas de Arabia Saudí tras la muerte del periodista Jamal Khashoggi, asesinado en el consulado de su país en Estambul.

"Necesitamos una figura política prominente para intervenir contra este clima hostil", dice Onderoglu, él mismo acusado de "propaganda terrorista".

Denizli piensa que son sus artículos contra la corrupción que lo han hecho blanco de los ataques. Pero sigue firme: "Intento hacer mi trabajo lo mejor que puedo".

Tras sufrir 28 agresiones a puñetazos, patadas o bates de béisbol, el periodista turco Hakan Denizli creía haber pasado lo peor, pero en mayo le dispararon cuando llevaba a su nieto de cuatro años a la guardería.

"Me subía al carro, la ventanilla estaba bajada. Ellos vinieron, me dispararon y se fueron", cuenta fríamente el periodista, fundador del diario Egemen en Adana, en el sur de Turquía.

Lejos de ser un caso aislado, la agresión de Denizli es parte del recrudecimiento de la violencia contra los periodistas en Turquía, con seis ataques en el mismo número de semanas en la primavera pasada. Muchos señalan a la clase política.

Turquía ocupa el puesto 157 de la libertad de prensa en la lista de Reporteros sin Fronteras (RSF), que denuncia que las agresiones suelen no ser castigadas ni condenadas.

Una demanda de investigación parlamentaria de los ataques de las últimas semanas fue rechazada por el partido en el poder y su aliado nacionalista MHP.

Un abierto detractor del gobierno, Yavuz Selim Demirag, del diario Yeniçag, fue apaleado el 10 de mayo frente a su casa por un grupo armado con bates de béisbol, que lo dejaron con parte de la caja toráxica fracturada.

"Cuando estornudo, toso o me levanto, me duele", cuenta.

El periodista de 61 años responsabiliza a un anuncio publicado en una página por el MHP en varios periódicos el año pasado.

El texto mencionaba el nombre de periodistas bajo el título "Calumnias, denuncias, acusaciones". Dos de los periodistas nombrados, entre ellos Demirag, fueron atacados.


La Fiscalía dice investigar, pero seis sospechosos fueron liberados poco después de ser arrestados.

"Ser periodista en Turquía es difícil, atacar periodistas es heroico", deplora Demirag.

Periodistas de oposición están sometidos a una presión permanente de las autoridades judiciales.

Un mes después de haber sido atacado, Demirag fue brevemente encarcelado tras acusado de insultar al presidente Recep Tayyip Erdogan el año pasado. Actualmente está en libertad condicional.

Denizli dice cargar con "entre 24 o 25" casos judiciales sobre su espalda.

"No me intimido. Y las balas que he recibido son mi medalla de honor porque estoy haciendo lo correcto", afirma.

Los periodistas están potencialmente en peligro, pero las reacciones a menudo reflejan el feroz sectarismo de la política turca.


El gobierno guardó silencio sobre la agresión contra Demirag, pero la presidencia denunció inmediatamente el ataque a un periodista islamista, Murat Alan, golpeado en Estambul el 14 de junio tras llamar a los generales turcos "burros".

Idris Ozyol, periodista basado en Antalya (sud), recibió una llamada del ministro de Relaciones Extranjeras, Mevlüt Cavusoglu. Según él, el ministro acusó al MHP.

"Un brazo del gobierno ataca, el otro envía mensajes que dicen que 'estamos muy tristes'", dice.

El representante de RSF en Turquía, Erol Onderoglu, denuncia una situación "profundamente hipócrita", especialmente después de las duras críticas de Arabia Saudí tras la muerte del periodista Jamal Khashoggi, asesinado en el consulado de su país en Estambul.

"Necesitamos una figura política prominente para intervenir contra este clima hostil", dice Onderoglu, él mismo acusado de "propaganda terrorista".

Denizli piensa que son sus artículos contra la corrupción que lo han hecho blanco de los ataques. Pero sigue firme: "Intento hacer mi trabajo lo mejor que puedo".

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