Decenas de perros que vagan por Chernóbil, la zona donde hace 35 años ocurrió uno de los accidentes nucleares más grandes de la historia, serán estudiados para conocer cómo la adaptación genética que han sufrido, ha contribuido a que puedan sobrevivir en una ambiente hostil.
De acuerdo con la revista Science Advance, un grupo de científicos identificó que los perros que viven en el área industrial de Chernóbil son genéticamente diferentes de los perros que viven más lejos de la zona de desastre.
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Los animales se encuentran libres y habitan cerca de la zona clausurada que contiene los más altos índices de radiación, sin embargo, han logrado alimentarse y sobrevivir.
El objetivo de los científicos es entender cómo los perros han logrado superar las condiciones extremas de un lugar tan afectado ambientalmente. Además, buscan obtener información útil que podría servir para saber cómo los seres humanos podrían adaptarse y vivir en zonas con las mismas condiciones.
“Hemos tenido esta oportunidad dorada de sentar las bases para responder a una pregunta crucial: ¿Qué se hace para sobrevivir en un ambiente hostil como este durante 15 generaciones?”, afirmó Elaine Ostrander, una genetista del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano.
Se cree que los perros que viven en ese lugar lo han hecho desde 15 generaciones atrás, y posiblemente, son la descendencia de las mascotas que fueron abandonas por las personas que tuvieron que evacuar la región.
Los científicos pretenden realizar una serie de estudios genéticos en los caninos
Otro de los investigadores, Tim Mousseau, profesor de Ciencias Biológicas en la Universidad de Carolina del Sur, dijo que los perros de Chernóbil pueden ayudar a observar los impactos de la radiación en los mamíferos en general.
"Tenemos grandes esperanzas de que lo que aprendamos de estos perros... sea de utilidad para comprender las exposiciones humanas en el futuro", indicó.
Mousseau ha viajado en diversas ocasiones al punto del desastre desde 2017, donde su equipo recolectó muestras de sangre de estos perros para analizar su de ADN, esto permitió a los investigadores conocer las cadenas familiares de los canes.
"Sabemos quién está relacionado con quién, conocemos su herencia" señaló Elaine Ostrande.
La investigación podría tener muchas beneficios, ya que brindaría pistas sobre cómo los seres humanos y los animales podrían sobrevivir expuestos a un ambiente radioactivo.
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Para continuar con las investigaciones, los científicos esperan pasar más tiempo con los perros de la zona contaminada, ubicada a unos 100 kilómetros de Kiev, Ucrania.
Tim Mousseau ha dicho que algunos miembros del equipo han creado amistad con los perros. De hecho, una de ellas ya tiene un nombre, Prancer (Saltarina), ya que le gusta saltar al rededor de las personas.
En 1986, una explosión en uno de los reactores de la central eléctrica provocó un desastre que arrojó al aire grandes cantidades de isótopos radiactivos, por lo que zona fue evacuada y restringida.