/ viernes 22 de octubre de 2021

Piden que paguen más quienes más contaminan

"Las personas más adineradas contaminan mucho más que las más pobres del planeta, y deberían pagar impuestos específicos para compensarlo", asegura un un estudio de World Inequality Lab

Las personas más adineradas contaminan mucho más que las más pobres del planeta, y deberían pagar impuestos específicos para compensarlo, según un estudio del World Inequality Lab (WIL) publicado el miércoles, antes de la cumbre climática COP26.

El 1 por ciento más rico del mundo emitió en promedio 110 toneladas de CO2 por persona en 2019, detalla el estudio realizado por el economista Lucas Chancel, codirector del WIL en la Escuela de Economía de París.

Leer también: Invertir en combate al cambio climático es buen negocio: CCE

Ello representa 17 por ciento de las emisiones mundiales de CO2 de ese año. El conjunto de esas emisiones proviene de los hábitos de consumo e inversión de esta categoría de la población, según el WIL.

Además, mientras el 10 por ciento más acaudalado del mundo genera la mitad de las emisiones planetarias, la mitad más pobre de la población apenas es responsable del 12 por ciento del global, una media por persona de 1.6 toneladas de carbono por persona.

"Hay una fuerte desigualdad en los aportes al problema climático", dijo Chancel, proponiendo tasar con impuestos ecológicos progresivos en función de la riqueza.

"Los gobiernos necesitan nuevas fuentes de ingresos para invertir en infraestructuras verdes" y una forma de conseguirlas es "a través de impuestos ecológicos progresivos", indica.

"Ello podría ser políticamente más viable que los impuestos sobre el consumo de carbón, que golpean duramente a los grupos de menos ingresos y no ayudan a reducir las emisiones de los más ricos", agregó.

Entre las soluciones propuestas, el informe defiende tomar en cuenta las emisiones individuales en las políticas públicas para focalizar los comportamientos contaminantes.

El estudio denuncia que el peso de las políticas climáticas recae en las clases más humildes y defiende poner "más énfasis" en los grupos más ricos, proponiendo por ejemplo "instrumentos dirigidos a inversiones en actividades contaminantes".

Además de los individuos más ricos, los países más ricos presentan una huella de carbono más elevada cuando se toman en cuenta los productos fabricados en el exterior e importados a su territorio.

El peso de las políticas climáticas recae en los más humildes / Cortesía | Reuters

Para Europa, la inclusión de emisiones de carbono al valor de sus productos aumentan la factura final en un 25 por ciento.

NEGOCIO A LA ALZA

Este jueves también se dio a conocer que los ingresos mundiales vinculados al CO2, generados por tasas o mercados de cuotas, subieron hasta 57 mil millones de dólares en 2020, según los cálculos del Institute for Climate Economics (I4CE).

"Pese al Covid-19 y la situación sanitaria, observamos un aumento de los ingresos del carbono", destacó Marion Fetet, responsable de investigaciones para I4CE y una de los dos autores del informe publicado el jueves sobre "las cuentas mundiales del carbono en 2021 ".

Durante el año pasado, los ingresos por el carbono aumentaron 18 por ciento respecto al año anterior y el triple en comparación con 2016.

Detrás de estos ingresos, hay una gran heterogeneidad de los precios de las emisiones de CO2.

"Más del 46 por ciento de las emisiones reguladas con una tarifa del carbono dispone de un precio inferior a 10 dólares" la tonelada, recuerdan los autores del estudio.

Según ellos, esto representa un precio que no coincide "con el consenso científico internacional que considera que el pleno efecto de incitación de estos mecanismos se consigue con unos precios de entre 40 y 80 dólares por tonelada de CO2".

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"Esto debe hacernos preguntar sobre la coherencia", asegura Marion Fetet, quien recuerda que, por un lado, las administraciones tasan las emisiones, pero, por el otro, subvencionan las energías fósiles.

Las subvenciones a las energías fósiles "representaron un mínimo de 450 mil millones de dólares en 2020", destaca el estudio.



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El 1 por ciento más rico del mundo emitió en promedio 110 toneladas de CO2 por persona en 2019, detalla el estudio realizado por el economista Lucas Chancel, codirector del WIL en la Escuela de Economía de París.

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Ello representa 17 por ciento de las emisiones mundiales de CO2 de ese año. El conjunto de esas emisiones proviene de los hábitos de consumo e inversión de esta categoría de la población, según el WIL.

Además, mientras el 10 por ciento más acaudalado del mundo genera la mitad de las emisiones planetarias, la mitad más pobre de la población apenas es responsable del 12 por ciento del global, una media por persona de 1.6 toneladas de carbono por persona.

"Hay una fuerte desigualdad en los aportes al problema climático", dijo Chancel, proponiendo tasar con impuestos ecológicos progresivos en función de la riqueza.

"Los gobiernos necesitan nuevas fuentes de ingresos para invertir en infraestructuras verdes" y una forma de conseguirlas es "a través de impuestos ecológicos progresivos", indica.

"Ello podría ser políticamente más viable que los impuestos sobre el consumo de carbón, que golpean duramente a los grupos de menos ingresos y no ayudan a reducir las emisiones de los más ricos", agregó.

Entre las soluciones propuestas, el informe defiende tomar en cuenta las emisiones individuales en las políticas públicas para focalizar los comportamientos contaminantes.

El estudio denuncia que el peso de las políticas climáticas recae en las clases más humildes y defiende poner "más énfasis" en los grupos más ricos, proponiendo por ejemplo "instrumentos dirigidos a inversiones en actividades contaminantes".

Además de los individuos más ricos, los países más ricos presentan una huella de carbono más elevada cuando se toman en cuenta los productos fabricados en el exterior e importados a su territorio.

El peso de las políticas climáticas recae en los más humildes / Cortesía | Reuters

Para Europa, la inclusión de emisiones de carbono al valor de sus productos aumentan la factura final en un 25 por ciento.

NEGOCIO A LA ALZA

Este jueves también se dio a conocer que los ingresos mundiales vinculados al CO2, generados por tasas o mercados de cuotas, subieron hasta 57 mil millones de dólares en 2020, según los cálculos del Institute for Climate Economics (I4CE).

"Pese al Covid-19 y la situación sanitaria, observamos un aumento de los ingresos del carbono", destacó Marion Fetet, responsable de investigaciones para I4CE y una de los dos autores del informe publicado el jueves sobre "las cuentas mundiales del carbono en 2021 ".

Durante el año pasado, los ingresos por el carbono aumentaron 18 por ciento respecto al año anterior y el triple en comparación con 2016.

Detrás de estos ingresos, hay una gran heterogeneidad de los precios de las emisiones de CO2.

"Más del 46 por ciento de las emisiones reguladas con una tarifa del carbono dispone de un precio inferior a 10 dólares" la tonelada, recuerdan los autores del estudio.

Según ellos, esto representa un precio que no coincide "con el consenso científico internacional que considera que el pleno efecto de incitación de estos mecanismos se consigue con unos precios de entre 40 y 80 dólares por tonelada de CO2".

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"Esto debe hacernos preguntar sobre la coherencia", asegura Marion Fetet, quien recuerda que, por un lado, las administraciones tasan las emisiones, pero, por el otro, subvencionan las energías fósiles.

Las subvenciones a las energías fósiles "representaron un mínimo de 450 mil millones de dólares en 2020", destaca el estudio.



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