La policía de Kenia disparó gases lacrimógenos este martes para dispersar las manifestaciones en la capital Nairobi, reportaron periodistas de AFP, en medio de una ola de protestas contra el gobierno que ha dejado decenas de muertos.
Las manifestaciones convocadas por las redes sociales comenzaron el 18 de junio para protestar contra un alza de los impuestos, pero derivaron en un movimiento más amplio contra el gobierno del presidente, William Ruto.
Ruto retiró el proyecto de ley para subir los impuestos el 26 de junio, después de que los manifestantes irrumpieran en el Parlamento y la policía respondiera a balazos.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia (KNHRC), un organismo oficial independiente, informó el lunes que 39 personas murieron desde la primera manifestación el 18 de junio y condenó el uso de la fuerza "excesiva y desproporcionada" contra los manifestantes.
Human Rights Watch reportó 31 fallecidos y un grupo de oenegés locales, entre ellas la filial keniana de Amnistía Internacional, informaron de 24 muertos.
Ruto afirmó el domingo que no tiene "sangre en las manos" y dijo que la policía lo hizo "lo mejor que pudo" para mantener el orden. Según el gobierno, se registraron 19 muertos.
El martes por la mañana, muchos comercios permanecieron cerrados en el barrio de negocios de Nairobi, donde se concentraron muchas de las anteriores protestas.
Una multitud marchó por la ciudad de Mombasa, en la costa, y en otras localidades como Kisumu, Nakuru y Nyeri también se registraron protestas y había un fuerte contingente policial.
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Estas protestas son un desafío mayor para Ruto, que fue elegido en agosto de 2022 con la promesa de defender a los más pobres, pero que ha implementado medidas de austeridad, con alzas impositivas que han impactado el poder adquisitivo.
El mandatario defiende que estas políticas son dolorosas, pero necesarias para frenar el endeudamiento de este país del este de África, donde la deuda alcanza un 70 por ciento del PIB.